Pocas cosas pueden unir a las poblaciones del planeta como la lucha contra una pandemia, el brote del virus COVID-19 ha hecho que en casi todos los países del globo se tomen decisiones drásticas de prevención. El ámbito deportivo no es la excepción, torneos de múltiples disciplinas se han visto suspendidos o postergados, todos excepto el máximo evento del deporte mundial, los Juegos Olímpicos Tokio 2020.
Lo último sobre tema tuvo al Comité Olímpico Internacional puntualizando que “no hay necesidad de tomar decisiones radicales”, mientras que el primer ministro japonés, Abe Shinzo, manifestó que tiene el apoyo de los líderes del G7 para hacer los juegos de “forma completa”.
Con cada día que pasa, las medidas en el mundo van aumentando en severidad, al igual que el número de infectados, por lo que cada vez causa mayor extrañeza la renuencia de los organizadores a siquiera considerar una modificación en el calendario del certamen. ¿Por qué sucede esto? ¿Hay tanto en juego?
El contrato firmado entre el COI y Tokio prevé todo tipo de situaciones para justificar una cancelación, incluyendo incluso hasta una guerra, pero no una pandemia. Ni siquiera la Carta Olímpica detalla lo que se debe hacer en estos casos, por lo que existe un vacío que ni ente organizador ni ciudad anfitriona desean tratar.
Y es que si una de las partes se vería más perjudicada que la otra, esa ese Tokio. En primer lugar porque en el contrato no existe la posibilidad de un aplazamiento, el único cambio de planes que se puede comprender es una cancelación, y luego porque la decisión de dejar sin efecto la realización de los juegos puede ser tomada por el COI “sin perjuicio de su derecho a reclamar daños”.
“El COI está autorizado a poner fin al contrato y retirar los Juegos a la ciudad si el COI tiene razones fundadas para creer, según su propio criterio, que la seguridad de los participantes en los Juegos está gravemente amenazada o comprometida por cualquier razón”, se lee en el contrato. En este caso, la ciudad organizadora, y el comité olímpico japonés, renuncian a cualquier clase de indemnización.
Una cancelación sería catastrófica para una ciudad que invirtió más de 10 millones de euros. La firma de inversión SMBC Nikko Securities calculó que Japón dejaría de beneficiarse de un aumento de la demanda estimado en 5.634 millones de euros, lo que provocaría una reducción de 1.4% en su PBI.
Mientras la realización de los JJ.OO sigue en debate, ya se van escuchando las voces de los deportistas que abogan por una aplazamiento de los juegos. Uno de los atletas más firmes sobre esta situación es el corredor británico Guy Learmonth. “Realmente creo que los Juegos deben ser pospuestos, a menos que las autoridades nos garanticen que todo se dará de manera normal, lo cual no creo que puedan”, aseguró.
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La razón principal es que las medidas de cuarentena complican sus entrenamientos y la suspensión de competencias ponen en peligros su clasificación. Ante esto, el COI no ha descartado el aumento de cupos, aunque esto se considerará caso por caso y en circunstancias excepcionales.
En tanto, la incertidumbre sigue. La decisión final podría ser tomada en mayo según afirmó el exnadador, y miembro del COI, Dick Pound, aunque si queremos graficar exactamente la situación, basta escuchar a la exmedallista olímpica en hockey Hayley Wickenheiser quien dijo: “No sabemos qué pasará en las próximas 24 horas, menos todavía en tres meses”.