Los alimentos enlatados, como la leche, el atún, los trozos de pollo, los duraznos o la salsa de tomate, son prácticos y de gran utilidad en la cocina, ya que pueden ser almacenados durante largos periodos sin malograrse. Sin embargo, muchos cometen el error de guardar las latas abiertas en el refrigerador cuando no se consume todo el contenido. Aunque lo que se busca es evitar que el insumo de las conservas se estropee, esta acción puede generar impactos en la salud. A continuación, te contamos el porqué.
La mayoría de intoxicaciones se deben a una inadecuada refrigeración de los alimentos, por ello, es importante tener conocimiento sobre el adecuado almacenamiento de los mismos, sobre todo de aquellos que vienen en frasco de lata y no los terminamos de consumir una vez que hemos abierto el envase.
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Según explicó la fundación alimentaria española Eroski en su página web, los envases enlatados no deben ser guardados en la refrigeradora luego de ser abiertos. Esto hace que algunos compuestos de la lata, como el estaño, migren a la leche o el atún, y terminen por contaminarlos.
Asimismo, resalta que en la mayoría de los envases de conservas puede alojarse la bacteria Clostridium botulinum, lo que, al entrar en contacto con la comida, puede ocasionar graves problemas de salud como visión borrosa o dificultad para respirar.
Los alimentos enlatados como el atún no debe ser guardados en la refrigeradora luego de ser abiertos. Foto: Lectura
Por su parte, el portal web español El Diario, explicó que algunos alimentos ácidos, como el tomate o la piña, pueden reaccionar con el borde de la lata, haciendo que la comida adquiera un sabor metálico.
“Una salsa de tomate, por ejemplo, puede reaccionar con el borde metálico de una lata abierta y filtrarse a la comida, dándole un sabor metálico. Esto tiende a pasar sobre todo con alimentos más ácidos, como el tomate y la piña”, se lee.
Para evitar ello, lo recomendable es vaciar el producto excedente en un recipiente limpio de plástico o vidrio antes de guardarlo en la congeladora. Asimismo, es preferible añadirle una etiqueta que indique la fecha en la que se abrió dicha conserva.