Aunque, en la actualidad, nuestros apellidos nos identifican como ciudadanos y nos unen con nuestras raíces familiares, este concepto es relativamente nuevo en nuestra región, pues hasta antes de la llegada de los españoles se desconocía su existencia y cada quien recibía el nombre que más agradaba a sus padres, generalmente alusivo a alguna de sus cualidades, o bien el nombre de animales, lugares o fenómenos naturales.
Sin embargo, tras la invasión española, los antiguos peruanos fueron despojados de sus nombres y rebautizados con uno nuevo en castellano, además de un apellido con una palabra de origen quechua o aimara. Por ejemplo: Huamán (cóndor), Yupanqui (guía), Mamani (halcón), Ayaypoma (puma muerto), Túpac (espléndido; ilustre), Quispe (que sube o progresa), Pinchi (punto luminoso), entre otros.
"Condori" es un apellido castellanizado compuesto por dos palabras quechuas: Kuntur, que hace referencia al cóndor, y Riy, que indica ir o caminar. Por ello, el significado de este nombre familiar es "el cóndor que camina" o "el cóndor que va". Otra versión del origen indica que proviene de la cultura Aymara y nace de la castellanización de Kunturi, palabra que también alude a la ya mencionada ave andina.
Según el portal especializado Forebears, en todo el mundo, al menos 266.145 personas se apellidan "Condori" y solo en Perú 122.247 lo llevan, aunque también está presente en Chile, Brasil, Argentina, Colombia, Ecuador y Estados Unidos.
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De acuerdo con el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec), el apellido más común en Perú es Quispe, puesto que más de 500.000 personas lo registran por generaciones. Le sigue a Flores, que tiene más de de 350.000 ciudadanos portándolo.