Perú pasó por una época violenta a causa del terrorismo desde los años 80 hasta finales del 2000. Los grupos subversivos buscaban por todos los medios derrocar al Estado democrático e intentar manejar a una nación con sus ideas socialistas. En ese entonces, los revolucionarios se situaron en la sierra del país, específicamente en Ayacucho, y algunos de ellos fueron enfrentados por las Fuerzas Armadas en la casa hacienda Casacancha.
Al conocerse las atrocidades de los grupos armados, el Gobierno peruano tomó acciones para terminar con estos hechos, ya que muchas ciudades estaban siendo afectadas. Por ende, decidieron tomar la casa hacienda Casacancha para establecer una base para policías y militares, donde realizaban intensos interrogatorios a presuntos terroristas.
En la actualidad, la casa-hacienda, que está hecha a base de madera y adobe, está inhabitada y en total abandono. Las estructuras que han logrado sobrevivir reflejan que el lugar fue muy acogedor, ya que está rodeado por un río y cuenta con un amplio patio. Además, el ingreso a las diferentes zonas de Casacancha han sido bloqueadas y ocupadas por basura, escombros y mucha vegetación.
A pesar de que no se tienen datos exactos sobre la creación de la hacienda, es sabido que en el gobierno de Juan Velasco Alvarado, y con la Reforma Agraria, el terreno fue expropiado a sus verdaderos dueños. Lamentablemente, no tuvo un buen manejo y terminó siendo descuidada.
La extensa hacienda fue utilizada por los policías y militares para establecer su oficina de control de carreteras en la década de los 80. Al finalizar los años violentos en Perú, la casona Casacancha quedó en el olvido y nunca nadie ha tenido intenciones de restaurarla.
De acuerdo al youtuber MarkoTK, que llegó hasta el distrito de Vinchos, la población prefiere no señalar dónde está ubicado dicho recinto. Es por eso que les resulta difícil encontrar este lugar a las personas que desean visitarlo.
“Es bien difícil ubicarla (la hacienda Casacancha), porque cuando le preguntas a los vecinos de la zona, son bien esquivos. Por ahí, pregunté a quién le perteneció, ¿qué pasó exactamente? Pero prefieren no hablar”, resaltó.
La casa Casacancha cuenta con una iglesia que también corrió la misma suerte que la hacienda. Foto: Recuperación de la ciudad de Huamanga/Facebook
El paraje fue usado por miembros del ejército y policías, donde llevaban grupos de personas sindicadas como presuntos terroristas para que confiesen la ubicación del líder de Sendero Luminoso; sin embargo, antes de que revelen cualquier información, los prisioneros eran interrogados y torturados hasta la muerte, pero muchos de ellos resultaron ser inocentes.
La hacienda Casacancha, que también poseía una pequeña capilla, se encuentra en Vinchos, Ayacucho, exactamente en el centro poblado Arizona, nombre que guarda una peculiar historia con una exitosa producción estadounidense.
Durante la década de los 60, los pobladores que pasaban por el lugar, donde vivían muy pocas personas, notaron que los cerros eran de color naranja y con mucho desierto. En aquel entonces, “El gran chaparral” tenía gran acogida entre los televidentes peruanos, por lo que estos empezaron a comparar la casona con el escenario de la serie extranjera, la cual estaba ambientada en Arizona.