No todo dura para siempre. King Camp Gillette dedicó mucho tiempo de su vida para reafirmar su idea y dar paso a la máquina de afeitar. A pesar de la competencia, el estadounidense, al igual que el creador de la Kola Escocesa que llegó a destronar a Inca Kola en Arequipa, inventó innovadoras hojas de acero desechables y, lo mejor de todo, a un bajo costo. En la actualidad, su apellido es una marca registrada y gracias a sus productos ha podido llegar a más de 200 países, pero una crisis lo dejó sin nada.
A la edad de 30 años, Gillette viajaba a diferentes países para ofrecer tapas de botellas de vidrio. Sin embargo, tenía la meta de ser el creador de un producto que le permita volverse millonario. Hasta que recibió un consejo del empresario para quien trabajaba, con el cual llegó a cumplir su sueño. Luego de la acogida de su creación, el emprendedor pasó por el peor momento de su vida, ¿qué pasó?
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Nació en enero de 1855 en la ciudad de Fond du Lac, Wisconsin. Al poco tiempo, su familia se trasladó a Chicago, Illinois. King, quien era el menor de cinco hermanos, ya tenía 17 años cuando ocurrió un incendió y su padre decidió mudarse a Nueva York, pero él decidió quedarse para trabajar con una compañía mayorista.
Sus ganas de crear su propia industria no se detuvieron y pasó casi dos décadas como vendedor en las calles. Perteneció a la organización Baltimore Seal Company, donde se desempeñó ofreciendo productos en diferentes ciudades de Estados Unidos. Además, mantuvo una amistad con el presidente de la empresa, William Painter, quien poseía más de 80 patentes y uno de ellos fue el tapón de chapa descartable para botellas.
Al finalizar un día de trabajo, Gillette tuvo una conversación con jefe, donde recibió un reflexivo consejo. “Fabrica algo que se use y se tire, y los clientes siempre tendrán que volver por más”, le dijo Painter.
Una mañana de 1895, King fue a uno de los baños del tren a prepararse para ingresar a trabajar y se dio cuenta de que la idea siempre estuvo presunto, pues necesitaba una afeitadora práctica, económica, segura y descartable. En ese entonces, las personas se afeitaban con una navaja tradicional que necesitaba ser afilada, ya que muy pocos tenían la posibilidad de ir a diario a una barbería.
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Con total entusiasmo expresó a sus amigos su proyecto, pero nadie lo animaba porque creían era imposible crear una hoja de acero delgada, resistentes y económica. En 1901, King conoció a William Nickerson, quien se puso a trabajar en el proyecto y generó las máquinas para ser producidas en grandes cantidades.
El emprendedor consiguió 5.000 dólares para crear la firma American Safety Razor, la cual pasó a llamarse Gillette Safety Razor; además, lograron conseguir las patentes y su invento salió a la venta. En el primer año, vendieron 51 máquinas y 168 hojas de afeitar. Gillette con la ayuda de Nickerson perfeccionaron la maquinilla y los accesorios, con los que en 1903 sus ventas fueron exitosas.
King Camp Gillette tuvo que disminuir el costo de su máquina y accesorios de afeitar. Foto: captura YouTube/Yupak
Un año después, la fábrica comercializó cerca de 250.000 máquinas de afeitar; sin embargo, el empresario se vio en la obligación de bajar el precio de sus productos para llegar a más usuarios. En 1910, Gillette se había convertido en una empresa multinacional, ya que no solo estaba presente en Estados Unidos, sino también en Canadá, Gran Bretaña, Francia y Alemania.
Además, durante la Primera Guerra Mundial, la compañía de Gillette equipó al ejército estadounidense con 3,5 millones de máquinas y 36 millones de hojas de afeitar, lo que fue un hecho histórico para la organización.
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King Camp se mostró en desacuerdo en vender los derechos de su patente a Europa, pues tenía algunas diferencias con John Joyce, uno de los directivos de la empresa Gillette. Con el pasar de los años, Joyce adquirió la totalidad de la compañía, pero con el mismo nombre. King se alejó de la industria que fundó y se fue a Inglaterra.
Luego de visitar diferentes ciudades, King Camp Gillette construyó su casa en Santa Mónica, en el sur de California, en 1926, la cual fue adquirida por la iglesia claretiana, después por la Universidad Soka de América y luego por unas agencias que dispusieron el rancho para uso público, además de ser utilizado para grabar el reality show “The Biggest Loser”.
El hombre de negocios que ingresó a muchos países con sus productos llegó a perderlo todo por La Gran Depresión que no solo afectó a Estados Unidos, sino a todo el mundo en 1929. King Camp Gillette falleció en julio de 1932 en Los Ángeles, California.
King Camp Gillette vendió sus acciones a uno de los directivos de su empresa. Foto: Ciencia histórica