D’Onofrio es una de las compañías más antiguas y exitosas del Perú. Con más de 120 años en el mercado, esta empresa ha sabido reinventarse con el paso del tiempo, por lo que es considerada una de las marcas más valiosas del país. Sin embargo, te asombrará saber que no siempre fue así, ya que comenzó con una humilde carretilla, impulsada por los sueños de un migrante italiano.
En la siguiente nota, te contamos un poco más sobre sus inicios, los cuales se dieron con la llegada de su fundador a Lima y una fórmula novedosa que, para los peruanos de aquella época, era totalmente desconocida.
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Con 21 años de edad, Pietro D’Onofrio, conocido en Perú como Pedro, decidió dejar su ciudad natal para buscar fortuna en América. Fue así que llega a Argentina, país en el que empezaría a trabajar como heladero, gracias a la ayuda de un amigo. No obstante, al ver que no podía cumplir con su meta de vida, decidió viajar a Estados Unidos para encontrar una mejor suerte.
Los años pasaron y, al igual que en el país sudamericano, el italiano no podía lograr su objetivo. Casado y con hijos, se sentía un poco frustrado, por lo que le aconsejaron que viajara a Lima para vender helados, ya que este producto era desconocido para la población.
En 1897, con 41 años de edad, Pedro D’Onofrio llegó a Perú y se estableció en el barrio de Chacarilla. Con la ayuda de una pequeña carretilla de madera y bajo la marca, el hombre empezó a comercializar sus helados por diversas calles de la capital peruana. La innovación de sus elaboraciones y el curioso sonido que producía con su corneta hizo que su fama se incremente rápidamente.
Luego de una década del comienzo de su negocio, el empresario italiano decidió hacer un cambio con la materia prima de sus helados. Hasta entonces, sus productos se preparaban con nieve de Los Andes, algo que se convirtió en un proceso engorroso y costoso, de manera que, optó por comprar una fabrica de hielo, lo que ayudó a que su negocio se industrializara.
Con la ayuda de Antonio D’Onofrio, hijo mayor de don Pedro, el comercio prosperó y se expandió exitosamente. En 1919, las carretas empezaron a ser pintadas de amarillo, color que se volvería icónico para la marca. Sin embargo, decidieron buscar nuevas elaboraciones para comercializar, ya que sus ventas solo se mantenían fuertes durante cinco meses al año.
D'Onofrio inaugura su fábrica de hielo para industrializar el negocio. Foto: Lima antigua/Twitter
Es en ese momento que decidieron entrar al mercado de las golosinas con la producción de chocolates. La primera fábrica se instaló en 1924. Luego de un tiempo, también se lanzó al mercado diversos caramelos y galletas.
Dos años después, nacería Sublime, elaboración que se envolvía en papel manteca durante sus primeros años disponible a la venta. Actualmente, este producto es uno de los más famosos con un dominio de mercado del 22%.
Anuncio de D'Onofrio a inicio del siglo XX. Foto: Lima antigua/Twitter
En 1937, Pedro D’Onofrio falleció a la edad de 78 años, no sin antes dejar como líder de la compañía a su hijo mayor. Antonio decidió modernizar la fábrica, por lo que se buscó un lugar más grande para seguir con el funcionamiento de la misma.
Durante la década de los 50, la cabeza de la empresa decidió introducir el panetón al mercado peruano, al realizar una alianza con la firma italiana Alemagna. Este nuevo producto se volvió en uno de los favoritos de la población y en un clásico de la época navideña.
Aunque en los años siguientes, D’Onofrio sacaría al mercado novedosas elaboraciones, no pudo soportar la crisis económica de 1980 que se registró en el país, por lo que decidieron vender acciones, mismas que fueron compradas, en su mayoría, por el Grupo Gloria. No obstante, el déficit no cesaba, por lo que, en 1990, la familia Rodríguez se quedaría con el dominio total de la empresa.
Con la fuerte inversión de sus nuevos dueños, la marca continuó con su dominio en el mercado, algo que resultó atractivo para compañías extranjeras como Nestlé y Unilever. En abril de 1997, la multinacional adquiere el negocio por 80 millones de dólares, el cual contaba con ingresos de 35 millones de dólares solo con sus diversos helados.
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El primer helado que salió a la venta fue el “Imperial”. Con este producto, el italiano Pedro D’Onofrio se hizo conocido.
Aunque en 1926 se crea el primer chocolate Sublime, no fue hasta 47 años después, en 1973 que se crearía la versión en chocolate blanco. Este hecho marco la historia de D’Onofrio ya que se convirtió en la primera empresa en lanzar el primer chocolate blanco en el Perú.
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La empresa de D’Onofrio incorporó, en 1956, como uno de sus nuevos productos el panetón. Para 1976, se empezaron a incorporar elementos de la cultura peruana en su empaquetado teniendo a la catedral de Lima como su nuevo ícono.
Ya para 2014, D’Onofrio decide renovar su imagen tomando como principal inspiración el retablo ayacuchano. Desde aquel entonces, se mantiene con el mismo diseño de empaquetado.
El panetón D’Onofrio apareció en 19 Foto: Behance
Nestle posee los siguientes productos: Nestum, Cerelac, Nido, Nan3, Milo, Nesquik, Ecco, Kirma, Nescafé, Sublime, Princesa, D’nofrio, Lentejas, KitKat, Beso de Moza, Maggi, Morochas, Motta y Buon Natale.
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Los helados bombones y Sandwich D’Onofrio son los más conocidos de la empresa, sin embargo estos singulares productos fueron introducidos al mercado en 1930 y 1953, respectivamente.
D’Onofrio cuenta con un abanico amplio de helados. Foto: Tineo Peruvian Café/Facebook/referencial