Todos, en algún momento, hemos utilizado frases populares para referirnos a una actividad de nuestra rutina. Sin embargo, en muchas ocasiones desconocemos el origen de estos dichos. En esta nota te contaremos cómo surge una de las expresiones más usadas en México: “echarse un coyotito”.
El dicho “echarse un coyotito” se refiere al acto de tomar una siesta. Ya sea después de comer, llegar a casa o en el transporte público, las personas suelen dormir durante periodos cortos de tiempo para recuperar energías.
La versión con mayor aceptación sobre el origen de esta frase, pese a que podría ser redundante, está relacionado con el animal al que se hace referencia: el coyote. ¿Por qué? La razón es que este mamífero duerme varias siestas en el día.
El hombre sufrió mordidas en el pecho y el brazo. Fuente: foto referencial.
El coyote se caracteriza por ser un animal nocturno. Es decir, se mantiene despierto por las noches, cuando aprovecha para cazar a sus presas. Al desvelarse, debe recuperar las horas de sueño durante el día y por ello se ha ganado la fama de ser un animal dormilón.
De acuerdo a información de la Fundación Española del Corazón, tomar una siesta durante el día tiene diversos beneficios físicos y mentales. El principal es que previene cardiopatías, ya que ayuda a disminuir en un 37% el estrés.
Según el informe de dicha entidad, la falta de sueño aumenta el cortisol. El exceso de esta hormona incrementa la intolerancia a la glucosa y la grasa, debilitando al sistema muscular a inmunológico.
Otro de los beneficios es que reduce la tensión arterial. La Allegheny College de Pennsylvania (Estados Unidos) realizó un estudio a 85 universitarios. En él se demostró que los que dormían una siestas de entre 45′ y 60′ —tras un día estresante— disminuyen su presión arterial y ritmo cardiaco.
La siesta es una de las actividades más habituales de las personas. Foto: GQ España
“Echarse un coyotito” también ayuda a aumentar la concentración. Estudios demostraron que dormir la siesta contribuye a mejorar tareas que requieran recordar listas de palabras u objetos. El sueño facilita el almacenamiento de la memoria a corto plazo y deja espacio para nueva información.