El Día Internacional sin Dietas es un motivo de alegría para muchas personas que están sujetas a algún tipo de régimen alimentario. Este día tiene como objetivos principales crear conciencia sobre el riesgo que pueden correr quienes siguen dietas estrictas, además de fomentar a la autoaceptación corporal.
Esta fecha también nos sirve para romper los cánones de belleza que la sociedad nos ha impuesto a lo largo de los siglos. Pero sobre todo, esta celebración debe servir para denunciar la discriminación y el bulling hacia las personas por su físico.
El origen de esta celebración se la debemos a la feminista británica Mary Evans Young, quien en el año 1992 decidió emprender una lucha en contra de las empresas e industrias encargadas de promocionar el consumo de productos dietéticos.
Ella se transformó en la principal portavoz de los desórdenes alimenticios que afectan a las personas en todo el mundo, como por ejemplo la bulimia y la anorexia. Gracias a esto, muchos grupos feministas de varios países se unieron a la causa y a partir de ese momento se transformó en una celebración importante a nivel mundial.
El Grupo de Revisión, Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas alerta de que existen “riesgos y efectos secundarios de un tratamiento inadecuado del sobrepeso o de la obesidad” causados por las dietas estrictas.
Algunos de esos efectos secundarios son situaciones de desnutrición, empeoramiento del riesgo cardiovascular de los pacientes, el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria. También pueden fomentar el sentimiento de frustración y afectar negativamente al estado psicológico, producir gastos económicos innecesarios, la aparición de diversos síntomas asociados, tales como caída del cabello, debilidad de las uñas, etc.
Para celebrar este día, y en las circunstancias de pandemia que vive el mundo, podemos elegir comer sin tener que estar sometido a una dieta rigurosa, que en nada beneficia a la salud. Comer alimentos variados que nos satisfagan y hagan sentir bien. No siempre estarán etiquetados como “saludables” y no hay problema con ello. También se puede acompañar de rutinas de ejercicios o actividades que nos mantengan en movimiento.