Ani Alva Helfer no descansa. Tras el éxito que saboreó con la película “No me digas solterona” y la telenovela “Maricucha”, la directora de cine vuelve a dar de qué hablar con “Soltera, casada, viuda, divorciada”, filme que destronó a películas extranjeras al llevar 18.000 espectadores en un solo día y que ha despertado diversas emociones por la aparición de Diego Bertie a menos de un año de su muerte.
A poco de una semana de culminar con las grabaciones de “Maricucha”, empezó con la lectura del guion de “Soltera, casada, viuda, divorciada”, película protagonizada por Milene Vásquez (Lorena es la soltera), Katia Condos (Conny es la casada), Gianella Neyra (Cecilia es la viuda) y Patricia Portocarrero (Daniela es la divorciada).
Alva Helfer, de 34 años, ofreció una entrevista a La República y habla de su faceta como directora de películas comerciales, de sus ganas de trabajar con más mujeres y de la participación de Diego Bertie, quien falleció hace menos de un año.
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—¿Qué se siente saborear el éxito en el cine y televisión a tus 34 años?
—Primero, agradecida de poder trabajar en lo que estudié. Siento que es un privilegio en nuestro país y en Latinoamérica. Siempre he sido una persona muy perseverante y muy constante. Aunque suene cliché y poético, soy muy apasionada por mi trabajo realmente. No he parado con mis proyectos, los he empalmado todos. Pero siempre he sido muy consciente en disfrutarlo también.
—¿Cómo fueron las grabaciones de “Soltera, casada, viuda, divorciada”?
—Fuimos a Pacasmayo. La pasamos bien. Es una comedia, una historia de cuatro amigas que se reencuentran. Cada una tiene un motivo por el cual su vida no anda muy bien y deciden ir juntas a Pacasmayo para ayudar a una de ellas, que acaba de quedar viuda, pero en verdad cada una tiene un problema supergrande. En realidad, "Soltera, casada, viuda, divorciada” trata de las segundas oportunidades y de la amistad.
—Rossana Fernández-Maldonado dijo que a Diego Bertie le faltó grabar algunas escenas. ¿Cómo has hecho para que no haya vacíos?
—No, no fue así. Diego terminó la historia. De hecho, lo más importante que él tenía que grabar sucedía en Pacasmayo y allí fue nuestra primera semana de rodaje. Es un personaje importante en la vida del personaje de Katia Condos (su expareja en la vida real). Fue divertido grabar con ellos. Yo no conocía a Diego, lo conocí recién en las grabaciones. Hubo una escena en la que él tenía que estar, pero al final lo resolví sin él.
—Has grabado con Tondero, Big Bang Films y ahora con La Soga Producciones. ¿Qué se siente trabajar con grandes productoras?
—De hecho, eso ha sido bonito. Después de la pandemia, me hice freelance y se me ha dado esa oportunidad de trabajar con distintas productoras, incluso en televisión. Estoy agradecida de esas puertas que se abren, porque —muchas veces—, cuando una se hace independiente, no sabe qué va a pasar. Pero creo que la pandemia también nos ayudó a justamente abrir nuestra cabeza y generar oportunidades. También grabé “Isla bonita” con Ave Films. Esas son las cuatro productoras de cine comercial más constantes. Algunos me dicen: "Eres la primera persona que trabaja con las grandes productoras". Me siento muy afortunada de poder conocer más gente y eso me ayuda a seguir creando.
—Tu esfuerzo ha valido la pena, entonces...
—Estoy muy en contra de la frase "Querer es poder", porque eso te hace pensar que si tú quieres algo y te esfuerzas lo vas a lograr, pero yo en mi vida me he esforzado muchísimo, y, a veces, por diversas circunstancias, no se puede. Entonces, me pregunto: ¿No me esforcé lo suficiente?
Ani Alva Helfer estudió cine en Argentina y México. Foto: Ani Alva Helfer
—Hemos notado que trabajas con bastantes mujeres, pero hay quienes aseguran que trabajar con mujeres es complicado. ¿Qué tan cierto es?
—Es totalmente falso. Justo hice un collage de los cuatro elencos y casi todas son mujeres. Para mí, dirigir no es simplemente liderar un proyecto, sino generar vínculos. Soy de las personas que realmente tengo esa necesidad de acercarme a los actores —que por lo general son actrices—. Y me hago muy amiga naturalmente y me gusta trabajar con mujeres. Siento que no solamente hace falta, sino que también hay una conexión especial. Toda la vida me ha llevado muy bien con las mujeres. De hecho, naturalmente mis grandes referentes o con las que sueño trabajar son mujeres. Finalmente, son personas que trabajan, que deciden y eso a mí me llena de energía. Voy generando cada vez más elenco, pero también más amigas.
—¿Trabajar más con mujeres se ha dado de forma natural o es algo que tú lo has decidido?
—Naturalmente, en mí siempre está la idea de generar un proyecto alrededor de una mujer. Cuando me lanzo a escribir un guion, suelo tener un elenco mayoritariamente femenino. Yo creo que, como admiro mucho el trabajo de mi mamá, tengo grandes referentes femeninos. Entonces, no me es ajeno escribir desde esa mirada. Aunque ahora hay gente que lo hace desde una moda. Y mis amigas siempre son mujeres. Entonces, ha sido algo que me nació naturalmente, que no he tenido que impostar y que seguramente seguiré contando, porque creo que hace falta contar más historias de mujeres.
Siempre me preguntan: "¿Por qué cuentas historias de mujeres?". Yo digo: "Porque no están contadas, no hay muchas películas peruanas protagonizadas por mujeres". Y, de hecho, cuando estrené “No me digan solterona”, me dijeron: "La película no va a funcionar porque no tenemos con qué compararla". Me dijeron que las cosas para mujeres no funcionan tanto y al final sucedió lo contrario.
—¿Los que trabajan detrás de cámara contigo también son mujeres en su mayoría?
—Bueno, el porcentaje de mujeres en las producciones sigue siendo minoría. Quizá yo estoy en ciertas productoras que son justamente las excepciones a la regla. Esperamos que eso ya no sea una excepción, sino una normalidad. Por ejemplo, Michelle Alexander es mujer y sé que ella lo elige (trabajar con mujeres). Ella tiene esa mirada como la tengo yo. Donde estoy, exijo un número de mujeres en cada rodaje. Creo que está bueno ayudarnos entre nosotras mismas y buscar oportunidades y confiar en el talento que tiene la otra para que poco a poco tengamos algún puesto de liderazgo. Podemos hacer que seamos más mujeres detrás de cámaras.
—¿Crees que ya eres referente para otras mujeres?
—No quiero ser la abanderada de nada, pero también es bueno, porque muchos chicos de la carrera de Comunicaciones me escriben porque ven en mí una posibilidad y eso me parece interesante, que, sin proponérmelo, ellos y sobre todo ellas digan: "Que bueno que existe alguien joven y mujer dirigiendo". Y me escriben que eso las inspira.
Ani Alva asegura que quiere trabajar con más mujeres
—He visto que has dirigido a actores mucho mayores que tú. ¿Sientes que tu edad ha sido un desafío?
—Sí, porque he tenido que batallar con dos cosas: ser joven y ser mujer. A veces me pasa más la factura por ser joven que por ser mujer. Porque en mi primera película, que tenía 25 años, fuimos a una reunión de distribución de la película y había gente que no me saludaba. No entiendo por qué no me miraban a mí. Y ya cuando se estrenó la película, estas personas se me acercaron y me dijeron: "Ah, tú eras la directora, perdón que no te hayamos visto ese tiempo, pensamos que eras alguien de la producción".
—¿También viviste esa experiencia con los actores?
—Gracias a Dios, nunca me ha pasado con los actores. Siempre tuve en la cabeza cómo los voy a dirigir, porque yo los veía cuando era chiquita. Por ejemplo, me pasó con Angélica Aragón (actriz mexicana), que literalmente ha hecho más de 80 películas y mi mamá era muy fanática de su novela “Mirada de mujer”.
Cuando me tocó dirigirla, ella normal. Allí descubrí que a mayor trayectoria, hay mayor ganas de jugar y mayor ganas de escucharte. Creo que esa experiencia hace que tengan en su mente el orden jerárquico y sepan que yo soy la directora y me tienen que hacer caso. Pero he tenido más nervios que situaciones incómodas. Por lo general, soy la menor.