“Poltergeist”, el clásico maldito: 4 muertos y la verdad detrás de los huesos humanos en el set

Como si se tratase de un intento encubierto de Marketing, las sagas de terror siempre han estado rodeadas de oscuros sucesos detrás de cámaras, los cuales han alimentado la leyenda urbana de tramas malditas en Hollywood. Sin embargo, no hay alguna más trágica que la que rodea a “Poltergeist”, el clásico de terror de los años 80 que está por regresar a los cines peruanos.

La primera entrega de la franquicia llegó a la pantalla grande en 1982. Con la dirección de Tobe Hooper y la aguda mirada de Steven Spielberg, esta cinta fue la que inició la infame ‘Maldición Poltergeist’ con la inesperada muerte de una de sus estrellas.

Cuatro muertos

La primera tragedia que enlutó al cast fue la muerte de Dominique Dunne, quien dio vida a la hija mayor de la familia Freeling. Cuando se anunció su deceso, “Poltergeist” estaba a poco de estrenarse y, sin duda, escandalizó a todo mundo: la joven actriz fue estrangulada por su exnovio, John Thomas Sweeney.

Las próximas víctimas llegaron con la secuela directa de la cinta, en la que Spielberg y Hooper ya no estuvieron involucrados. Al reparto de esta continuación se unieron Julian Beck, como el reverendo Kane, y Will Sampson, como un brujo llamado Taylor.

Lo que esperaban que sea el ascenso en sus carreras, terminó siendo su sentencia de muerte. Beck pasó a mejor vida durante el rodaje de la película. ¿La causa? Un silencioso cáncer de estómago, cuyos estragos ya se notaban en su demacrada apariencia durante las escenas que logró grabar.

En el caso de Sampson, que gozaba de cierto éxito por su participación en la aclamada “Alguien voló sobre el nido del cuco”, también tuvo complicaciones médicas. El autodenominado chamán usó sus habilidades extrasensoriales para limpiar el set.

Sin embargo, el supuesto halo de castigo divino del que supuestamente se deshizo con sus rituales no impidió que dejara esta vida durante el proceso postoperatorio luego de haberse sometido a un trasplante de pulmón y corazón.

Si bien muchos podrían indicar que esta serie de eventos desafortunados serían parte de meras coincidencias, la más perturbadora de todas inmortalizó a la estrella infantil Heather O’Rourke como la eterna Carol Anne Freeling.

La pequeña fue mal diagnosticada de un problema intestinal y siguió una medicación incorrecta. Aun así, mantuvo su profesionalismo y empezó el rodaje de la tercera entrega de la saga, en la que solo participaban dos de los actores originales y no recibía el total apoyo de los fans.

Fue el 1 de febrero de 1988 cuando se la trasladó al hospital tras haberse desmayado inesperadamente. Los médicos consiguieron reanimarla, pero solo logró ser testigo de su propia muerte, pues horas más tarde falleció producto de un choque séptico provocado por una oclusión intestinal no detectada.

Según confirmó un reporte de LA Times, la razón detrás de su deceso fue concretamente una estenosis intestinal; es decir, tenía una grave obstrucción que posiblemente se desarrolló desde su nacimiento y que pudo haberse solucionado con una cirugía.

Huesos humanos reales en el set

Es común que las producciones con grandes presupuestos decidan acercase lo más posible a la realidad en cuanto a su utilería. En el caso de “Poltergeist”, esto ameritó una decisión un tanto perturbadora.

Hay una escena en particular en la que Diane Freeling, madre de Carol Anne, cae a la piscina de la casa, llena de fango. Quienes la ‘reciben’ son un grupo de esqueletos de los muertos que vivían bajo las tierras de la vivienda.

Pero, lo que la actriz detrás de la aterrorizada mujer, JoBeth Williams, no sabía era que estaba rodeada de verdaderos restos humanos. Según Screen Rant, el equipo de la película decidió comprar los huesos de una compañía de suministros médicos, ya que se les hacía más rentable que adquirir réplicas o hacerlos ellos mismos.

De hecho, por haber incluido estos elementos es lo que los defensores de la ‘Maldición Poltergeist’ creen que se desató el mal en la saga.