Del horror a la acción. Robert Eggers cambia de género para honrar la mitología nórdica como ningún otro cineasta lo ha hecho antes, con la película “The northman”. Una violenta historia lustrada con un excepcional fuerza y viveza que deja boquiabierto a cualquiera por sus impactantes imágenes, brutal acción y rabioso protagonismo de Alexander Skarsgård. Entre tantos apelativos, ‘brutal’ es el que mejor define y hace justicia al resultado.
¿De qué trata? Amleth atestigua cómo su tío asesina al rey, su padre, y toma de rehén a su madre. Tras esto, solo un pensamiento persigue al protagonista desde niño: “Te vengaré, padre. Te salvaré, madre. Y te asesinaré, Fjölnir”.
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El cineasta no ha sido misericordioso con la sensibilidad del espectador, pero tampoco se apoya groseramente en la acción para sobrellevar la trama. Si bien es necesaria por la naturaleza de la historia y sirve como hilo conductor, nunca recae en lo gratuito. Es un espectáculo de primer nivel que retrata el salvajismo sin miramientos y con una magnificencia insólita gracias a la lúgubre fotografía de Jarin Blaschke.
Este es la primera producción a gran escala de Robert Eggers, quien aún está encontrándose a sí mismo como artista. Aunque su autoría permanezca, la única protesta válida es la pérdida de ese factor desconcertante que dotó de matices a sus primeras películas, “La bruja” y “El faro”. Que el argumento sea trillado, lineal y predecible no es de mucha ayuda, pero también encuentra consuelo en las costumbres y rituales nórdicos recreados con rigurosidad arqueológica y etnográfica.
Robert Eggers dirige The Northman, una nueva adaptación del clásico Hamlet. Foto: Focus Features.
No escapa del imaginario que, si la venganza de “Conan, el bárbaro” hubiese sido revestida con la tragedia de Hamlet y el contexto de “Vikings”, este sería el resultado. Un retorno a las películas de “Swords and sorcery” que deleitará a los fanáticos ávidos de acción con sesos frente y detrás de cámaras. Lo único descerebrado sería pensar que Robert Eggers perderá el norte al adentrarse en el cine de entretenimiento. Todo lo contrario: ha producido uno de sus mejores exponentes sin dejar su impronta.