Venecia 78 fue inaugurada con la proyección de Madres paralelas, lo nuevo de Pedro Almodóvar, y ha sido el punto de estreno para cintas como Dune y Last night in Soho. Por su parte, Pablo Larraín también ha usado al festival internacional como un escaparate de exhibición para Spencer.
Dejando de lado su papel de Bella Swan, Kristen Stewart esta vez adopta una cándida representación de Lady Diana para una narrativa que nos remonta a diciembre de 1991, un momento en el que, según indica la sinopsis oficial del filme, el matrimonio del príncipe y la princesa de Gales hace tiempo que se enfrió.
La aproximación al personaje le ha valido a la actriz de 31 años no solo una ovación de tres minutos en la Mostra veneciana, también ha permitido que el largometraje coseche sus primeras críticas. En ese sentido, te presentamos un extracto de algunas reseñas.
“Kristen Stewart resulta totalmente convincente en el papel principal. Ofrece una actuación extraña y amanerada como Diana, lo cual es totalmente normal si se tiene en cuenta que la propia Diana ofreció una actuación extraña y amanerada, adornando su elegancia innata con estudiados guiños de coquetería. (...) Pero Stewart capta eficazmente la agonía de una mujer tan programada y aislada que siente que no tiene escapatoria y ha perdido de vista quién es”.
“Kristen Stewart no se limita a hacer una imitación (aunque a nivel de imitación es soberbia). Se transforma; cambia su aspecto, su ritmo, su karma. Viéndola interpretar a Diana, vemos un eco, tal vez, de la propia relación ambivalente de Stewart con el estrellato: la forma en que se para en un podio de premios, mordiéndose el labio, deleitándose con la atención incluso cuando se siente ligeramente incómoda con ella (e incluso cuando hace de esa desconfianza hacia el centro de atención un elemento clave de su estrellato). Sin embargo, lo que vemos en la Diana de Stewart es una mujer de elegancia natural, con una luminosidad que brota de ella, excepto que una parte de ella se ve obligada a aplastar ese brillo, porque su vida se ha convertido en una ruina”.
“No puedo decir lo suficiente sobre la interpretación de Stewart, que pasa de dar la impresión de ser una figura imposiblemente bien representada a lograr maravillosamente la esencia de lo que era. Es un giro vigoroso, amargo, conmovedor y totalmente impresionante, que lleva a Diana por caminos que no habíamos visto en esta hipnotizante representación”.
“La película descansa sobre los hombros de Stewart, que se compromete con los excesos ligeramente disparatados de la película tanto como con sus momentos de delicada iluminación. El equipo de peluquería y maquillaje ha hecho un trabajo notable al alterar su aspecto para adaptarlo al tema, aunque se trate de una película en la que se da más peso a la esencia de los personajes que al parecido de los actores con ellos. Pero el minucioso trabajo de Stewart con el acento y los gestos es impecable. La cámara la adora, y pocas veces ha estado más magnética, o más desgarradoramente frágil”.