El género de terror ha robado gritos y horas de sueño a los espectadores desde sus primeras entregas. Los encargados de llevar esto a cabo han sido monstruos, alienígenas, seres sobrenaturales e incluso personas no tan comunes ni corrientes.
Más allá de lo visto en pantalla, cada película tiene una historia detrás que, tarde o temprano sale a la luz. Muchos actores han confesado haber pasado un vía crucis durante y después de su trabajo, dejándoles secuelas hasta la fecha.
La famosa obra de Stephen King volvió a los cines en el 2017, pero esta vez el papel de Pennywise recayó en Bill Skarsgård. La relación del actor con su personaje hizo que lo destruyera lentamente, llevándolo a tener extraños sueños con el payaso, reveló para Entertainment Weekly.
A sus cortos nueve años, Kyle Richards participó en Halloween. Esta fue la única película de terror de la actriz, puesto que quedó traumatizada. Hasta los 15 años, la joven se vio obligada a dormir acompañada de su madre, porque creía que alguien se encontraba debajo de su cama.
La aclamada obra de Alfred Hitchcock dejó marcada a la actriz. En la última escena de la película se le había informado que usarían pájaros mecánicos, pero estos fueron reales. En consecuencia, terminó el rodaje totalmente exhausta y con lesiones. "Necesité semana de descanso y tratamiento médico”, reveló Hedren.
La icónica escena de la ducha dejó cicatrices profundas en Janet Leigh. La actriz tenía temor de bañarse en la ducha, por lo que prefería las tinas cuando fuera necesario.
El actor sufrió pánicos dentro del rodaje. “Estaba leyendo el guión y de repente había despertado a las 3:15 [hora cuando sucedían los ataques en la ficción]”, contó Ryan Reynolds a los medios.
La exitosa película de Stanley Kubrick destrozó a la actriz por completo. De hecho, no volvió a participar en ningún otro filme después del rodaje. De acuerdo a Duvall, el estrés la llevó a enfermar varias veces y tuvo que mantener terapias psicológicas en los siguientes años.