En una expedición científica sin precedentes, un equipo liderado por Monika Bright y Sabine Gollner halló un ecosistema único bajo el lecho marino del Océano Pacífico. Este descubrimiento tuvo lugar a 2.515 metros de profundidad, frente a las costas de Centroamérica, en la dorsal del Pacífico Oriental. El buque Falkor del Instituto Oceánico Schmidt y el submarino controlado a distancia SuB-astian fueron esenciales para explorar este entorno extremo.
El estudio, publicado en Nature Communications, describe un "mundo" de organismos que incluye gusanos tubícolas gigantes como el Riftia pachyptila, capaces de medir hasta medio metro. Estos animales habitan cavidades subterráneas llenas de fluidos calientes y han desarrollado adaptaciones extremas para sobrevivir en respiraderos hidrotermales, donde las temperaturas y reacciones químicas son extremas.
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El equipo científico reveló un ecosistema inexplorado que replantea la biodiversidad marina. Al utilizar un cincel robótico, extrajeron fragmentos de la corteza terrestre, descubriendo cavidades repletas de organismos como bacterias quimiosintéticas, gusanos y caracoles. Este entorno volcánicamente activo, caracterizado por respiraderos hidrotermales, genera condiciones únicas para la vida.
La dorsal del Pacífico Oriental está habitado por organismos gigantes que viven a más de 2 mil metros de profundidad. Foto: Schmidt Ocean Institute
Uno de los puntos destacados fue la presencia del gusano Riftia pachyptila, cuya reproducción plantea interrogantes sobre la dispersión de sus larvas. Los investigadores sugieren que podrían desplazarse a través de los fluidos de los respiraderos subterráneos, un fenómeno no observado antes.
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La expedición utilizó tecnología de última generación para acceder a estas profundidades oceánicas. El submarino SuB-astian, operado desde el Falkor, permitió mapear áreas inaccesibles y recolectar datos detallados. Esta tecnología resultó crucial para identificar los nichos ocultos en el fondo marino, donde prosperan especies únicas.
A 2.500 metros de profundidad habitan criaturas que se adaptaron a condiciones extremas de presión y temperaturas. Foto: Schimdt Ocean
Este hallazgo no solo amplía el conocimiento sobre las adaptaciones extremas de los organismos, sino que también sugiere nuevas líneas de investigación sobre cómo la vida puede surgir en entornos hostiles. Las implicaciones podrían ir más allá del planeta, hacia la búsqueda de vida en lugares como las lunas de Júpiter o Saturno.
La Fosa de las Marianas, ubicada en el Océano Pacífico occidental, es el lugar más profundo del océano, con una profundidad máxima registrada en el Abismo Challenger de aproximadamente 10.994 metros (36.070 pies). Este remoto abismo submarino ha sido explorado en contadas ocasiones, revelando un mundo de oscuridad perpetua y presiones aplastantes, hogar de criaturas desconocidas que desafían los límites de la ciencia y la biología.