Nuevas investigaciones revelan que la muerte de 350 elefantes en Botsuana en 2020 se debió a la ingesta de agua contaminada por algas tóxicas, un fenómeno exacerbado por el cambio climático. Este suceso resalta la vulnerabilidad de la fauna ante las alteraciones ambientales. Un estudio del King's College de Londres ha confirmado que las floraciones de cianobacterias en los pozos de agua fueron la causa principal de esta mortandad.
"Botsuana alberga un tercio de todos los elefantes africanos, y esa mortandad sin precedentes dentro de su mayor población restante subraya las crecientes preocupaciones en torno al impacto de la sequía y el cambio climático en el delta del Okavango, uno de los ecosistemas más importantes del mundo", dijo Davide Lomeo, estudiante de doctorando en el Departamento de Geografía de la casa de estudios, para un comunicado oficial.
La combinación de un año húmedo seguido de uno seco ha generado condiciones propicias para el crecimiento de estas algas, poniendo en riesgo a la población de elefantes, que representa un tercio de la población africana. La preocupación por el impacto del cambio climático en el delta del Okavango se intensifica, ya que este ecosistema es uno de los más importantes del mundo. La investigación destaca la necesidad de abordar los efectos del cambio climático en la biodiversidad y la salud de los ecosistemas.
Los elefantes africanos fueron monitoreados con tecnología satelital. Foto: Amanda Stronxa / Ecoexist
El análisis realizado por el equipo de investigación ha demostrado que las condiciones climáticas extremas han influido en la proliferación de algas tóxicas en los abrevaderos. Las muertes de los elefantes comenzaron a ser reportadas en mayo de 2020, y aunque inicialmente se sospechó de la caza furtiva, se descartó esta hipótesis tras un análisis más profundo.
Utilizando datos satelitales, los investigadores examinaron la relación entre aproximadamente 3.000 abrevaderos y las ubicaciones de los elefantes fallecidos. Los resultados mostraron que los pozos cercanos a los cadáveres presentaron niveles elevados de algas, lo que confirma la hipótesis de envenenamiento por agua contaminada.
Mapa que muestra los pozos de agua y los cadáveres de los elefantes. Foto: King's College London
El estudio también reveló que los cadáveres de elefantes en descomposición estaban más dispersos en el paisaje, lo que indica un patrón de mortalidad diferente al habitual. Se identificaron 20 pozos de agua que experimentaron un aumento significativo en los eventos de floración de algas en 2020, en comparación con los años anteriores.
Los hallazgos sugieren que el cambio climático está alterando la calidad y cantidad del agua disponible para la fauna. Se estima que los elefantes caminaron un promedio de 16,5 km desde los pozos contaminados antes de morir, lo que resalta el riesgo que enfrentan al buscar agua en un entorno cada vez más hostil.
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En los últimos años, el cambio climático ha tenido un impacto devastador sobre la fauna africana, exacerbando las condiciones de sequías prolongadas, alteraciones en los patrones de lluvia y la escasez de agua. Estas alteraciones están afectando gravemente a especies emblemáticas como elefantes, rinocerontes y cebras, quienes dependen de hábitats específicos que están siendo degradados por el aumento de temperaturas y la variabilidad climática.
Según un informe de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), las alteraciones ecológicas causadas por el cambio climático están contribuyendo a la reducción de hábitats y la fragmentación de los ecosistemas, lo que pone a muchas especies en riesgo de extinción.
Con el pronóstico de un sur de África más seco y cálido, los investigadores advierten sobre las posibles repercusiones catastróficas para la fauna. La disminución de la calidad del agua y el aumento de la mortalidad animal son preocupaciones que deben ser abordadas con urgencia para proteger la biodiversidad de la región.