La nave Starliner, de Boeing y la NASA, continúa su misión en el espacio, ahora extendida mucho más allá de su duración inicial prevista. Acoplada a la Estación Espacial Internacional (ISS), la misión ha captado la atención global por los desafíos técnicos que enfrenta. Los astronautas a bordo, junto con equipos en Tierra, trabajan arduamente para resolver problemas de propulsión y fugas de helio, situaciones que complican la planificación de su regreso a casa.
Desde el lanzamiento de Starliner el 5 de junio, cada día en el espacio ha sido un agregado a una misión que debería haber durado solo diez días. Ahora, a 50 días de su partida, Butch Wilmore y Suni Williams responden ante incertidumbres técnicas y operativas. El prolongado tiempo en órbita pone a prueba la resistencia de los astronautas, pero además ofrece un caso de estudio sobre la adaptabilidad y eficacia de las soluciones espaciales en situaciones críticas.
"Volveremos a casa cuando estemos listos", expresó Steve Stich, director del programa de tripulación comercial de la NASA, en una reciente conferencia de prensa.
La respuesta a esta pregunta radica en los problemas técnicos que han surgido desde el acoplamiento de la nave a la ISS. Específicamente, los propulsores y un sistema de helio han presentado fallos que requieren atención meticulosa, según se explica en un artículo del portal especializado Space.com. El sistema de propulsión, vital para maniobras en el espacio, ha mostrado anomalías en la presión y fuga de helio, complicaciones que los ingenieros de Boeing y la NASA han estado examinando detenidamente.
Además de afectar la seguridad de la nave durante el vuelo, estos problemas también impactan en su capacidad para reingresar a la atmósfera terrestre de manera controlada y segura. En este contexto, los equipos en la Tierra han realizado pruebas adicionales en las instalaciones de White Sands en Nuevo México, buscando replicar y entender mejor los fallos antes de programar el regreso.
La nave espacial Starliner está acoplada al puerto delantero del módulo Harmony en la Estación Espacial Internacional. Foto: NASA
Desde el lanzamiento, los astronautas Butch Wilmore y Suni Williams han desempeñado un papel activo en la misión extendida de Starliner. Además de encargarse del mantenimiento de la nave, también colaboran con los equipos en Tierra para solucionar problemas técnicos. Entre las tareas más destacadas, participaron en la monitorización y diagnóstico de los sistemas, especialmente tras detectar fallos en los propulsores y una fuga en el sistema de helio.
Uno de los esfuerzos más significativos ha sido la participación en las pruebas de los sistemas de propulsión, incluyendo un 'fuego caliente' en órbita que se llevó a cabo para verificar la funcionalidad de los 28 propulsores del sistema de control de reacción (RCS). Durante esta prueba, realizada a finales de julio, activaron 27 de estos propulsores, ya que uno fue considerado inutilizable para el vuelo de regreso. Este proceso es fundamental para asegurar que Starliner pueda maniobrar adecuadamente y, eventualmente, desacoplarse de la ISS y retornar a la Tierra de manera segura.
Por otro lado, la extensión de la misión también ha requerido que Wilmore y Williams participen en actividades de mantenimiento regulares de la ISS, además de sus responsabilidades en Starliner. Estos trabajos incluyen desde la calibración de instrumentos hasta la realización de experimentos científicos diseñados para aprovechar la microgravedad del entorno espacial. A través de estas tareas, también contribuyen al conjunto más amplio de investigaciones y operaciones en la Estación Espacial Internacional, reforzando la colaboración entre la NASA y sus socios internacionales en la exploración y el estudio del espacio.
El próximo paso incluye una serie de pruebas programadas para el próximo fin de semana, que consistirán en la activación secuencial del sistema de control de reacción para comprobar su estabilidad y operatividad completa. Esta prueba será crucial para tomar decisiones sobre el tiempo y la viabilidad del regreso de Starliner a la Tierra.
Asimismo, se espera que se realicen evaluaciones detalladas del sistema de helio, que ha mostrado variaciones desde la última revisión. Presurizar cada componente y monitorear las tasas de fuga ofrecerá a los ingenieros datos valiosos para asegurar la integridad del sistema en condiciones de órbita.