De repente, en la clase de Biología o Ciencias Naturales del colegio, cuando tenías que aprenderte de memoria y reconocer por su forma todas las partes de una célula para sacar una buena nota, tuviste más de un dolor de cabeza por el nombre del retículo endoplasmático; probablemente más aún por la existencia de dos tipos: el liso y el rugoso. Lo complejo era que no solamente había que aprender su ubicación y forma, sino también sus funciones. Conoce de qué se encarga esta peculiar parte de la célula.
El retículo endoplasmático es un orgánulo de la célula que consiste en una red de membranas sobre la que se mueven las proteínas y otras moléculas. Estas proteínas se agrupan en otra parte de la célula, los ribosomas, cuando están destinadas a integrar la membrana celular o exportarse fuera de ella. Entonces, a través de estos ribosomas, las proteínas le dan un aspecto rugoso al retículo endoplasmático.
En líneas generales, la tarea del retículo endoplasmático es producir proteínas para que la célula pueda funcionar sin dificultades. Sin embargo, no se limita a la síntesis proteica, sino también a la de lípidos y algunos esteroides, además del transporte intracelular, el almacenamiento de calcio, el metabolismo de carbohidratos y de toxinas. Por esta razón, conocer bien el nombre del retículo endoplasmático es sin duda una tarea importante, ya que así podrás identificar al caballo de batalla de la producción de proteínas y de otras sustancias necesarias para vida celular.
El retículo endoplasmático rugoso de una célula es el que contiene ribosomas capaces de generar estas proteínas. Si lo hacen manera inadecuada, estas se retienen y sobrecargan este orgánulo, por lo que, al final, las proteínas no van a donde deberían ir.
A diferencia del rugoso, el retículo endoplasmático no contiene ribosomas; por el contrario, produce otras sustancias que son necesarias para la célula, las cuales no son proteínas; por ejemplo: los lípidos (grasas) y los carbohidratos (azúcares).