Hasta ahora, se nos ha enseñado que la Tierra tiene cuatro capas principales: la corteza, el manto, el núcleo externo (líquido) y el núcleo interno (sólido). Se creía que este último, situado a 5.100 kilómetros de profundidad, era la estructura central del planeta. Sin embargo, un nuevo estudio revela pruebas contundentes de que hay un núcleo aún más profundo en su interior.
La investigación, publicada este martes 21 de febrero en la revista Nature Communations, fue realizada por dos científicos de la Universidad Nacional de Australia (ANU, por sus siglas en inglés).
La hipótesis de una quinta capa más interna de la Tierra lleva más de 20 años discutiéndose, desde que se detectaron las primeras evidencias con base en las ondas sísmicas que atraviesan el planeta. El mismo método que permitió a mediados del siglo pasado confirmar la existencia del núcleo interno.
Estructura interna de la Tierra aceptada hasta ahora. Imagen: University of Southern California
Para el nuevo estudio, los sismólogos Thanj-Son Pham y Hrvoje Tkalcic analizaron las ondas emitidas por 200 terremotos. De ese total, identificaron 16 que atravesaron el núcleo interno hasta cinco veces, según detectaron las estaciones sísmicas repartidas por todos los continentes.
Al examinar con detenimiento estos datos, observaron que las ondas viajaban a distintas velocidades: más rápido cuando atravesaban la parte más exterior del núcleo interno y más lento cuando cruzaban por su centro.
Así, lograron determinar que, dentro del núcleo interno de 2.440 kilómetros de diámetro hay una esfera más pequeña y compacta de 1.300 kilómetros.
Representación de las ondas sísmicas (detectadas en Alaska) que cruzan el núcleo externo (amarillo), el núcleo interno (granate) y el núcleo más interno (rojo). Imagen: Drew Whitehouse, Son Phạm y Hrvoje Tkalčic.
"La parte interior es un material más consolidado, que tiene una respuesta distinta a las ondas sísmicas respecto a la parte más exterior”, la cual “está aún afectada por el fenómeno de convección, el material se está moviendo y mezclando”, explicó a EFE Maurizio Mattesini, investigador del Instituto español de Geociencias (IGEO), quien no participó en el estudio.
Estas diferencias sugieren que, con el paso del tiempo, ha habido una evolución del material distinta en ambas capas internas, apunta el experto.
En cuanto a la composición química del pequeño núcleo, se cree que es parecida a la del más grande, básicamente hierro, pero no se sabe si en forma de cristales cúbicos o hexagonales. Conocer ello será muy importante para el estudio de estas capas.
“Con este nuevo artículo parece que se conoce algo más pero la disputa sigue abierta”, agrega.
Hallazgos como este o el publicado en enero sobre la ralentización del giro del núcleo, nos acercan cada vez más hacia la compresión del misterioso centro de la Tierra y cómo evolucionará en el futuro. Este conocimiento será clave, ya que las estructuras del centro del planeta son las responsables de generar el campo magnético, el cual nos protege de la radiación cósmica y las partículas más dañinas del Sol.
Con información de Nature, ANU y EFE.