Un estudio publicado este lunes 23 de enero en la revista Nature Geoscience señala que el núcleo interno de la Tierra se ha frenado recientemente y parece haber comenzado a girar en dirección contraria a la superficie del planeta.
Según los resultados de la investigación, obtenidos a partir del análisis de decenas de ondas sísmicas causadas por terremotos, esta variación tendrá efectos en el campo magnético y la duración del día, los cuales ya se están detectando.
El artículo está firmado por Xiaodong Song y Yi Yang, de la Universidad de Pekín, en China, y se suma a las recientes investigaciones que detectan cambios en el movimiento de la capa más profunda del planeta.
La Tierra está formada por varias capas: la corteza, el manto, el núcleo externo y el núcleo interno.
Esta última es una bola caliente y densa de hierro sólido, algo más grande que Plutón, situada a más de 5.000 kilómetros de profundidad. Está rodeada por un núcleo externo líquido.
El núcleo interno gira a su propio ritmo. Esta rotación es impulsada por el campo magnético generado en el núcleo externo y frenado por los efectos gravitatorios del manto.
Estructura interna de la Tierra. Foto: Wikimedia Commons
Saber cómo gira el centro del planeta podría aclarar cómo interactúan las capas terrestres, explican los autores. No obstante, indican que la velocidad de esta rotación y la posible variación de esta es objeto de debate entre la comunidad científica desde hace años.
No es sencillo estudiar el inaccesible centro de la Tierra, por su profundidad y las condiciones extremas, pero la sismología es un método alternativo para ello: los terremotos generan ondas sísmicas que se propagan por el interior del planeta y algunas atraviesan el núcleo.
De ese modo, en las últimas décadas se detectó que el núcleo interno giraba más rápido que la corteza, ambos en la misma dirección (hacia el este).
Para realizar su investigación, Yang y Song analizaron las ondas sísmicas de terremotos casi idénticos que han atravesado el núcleo interno de la Tierra siguiendo trayectorias similares desde la década de 1960.
Descubrieron que, desde 2009 aproximadamente, las trayectorias que antes mostraban una variación temporal significativa han experimentado pocos cambios, lo que sugiere que la rotación de esta capa se frenó notablemente.
En concreto, con relación a la rotación de la corteza o superficie terrestre, el núcleo interno pasó de girar más rápido a hacerlo a la misma velocidad (como si se detuviera) y luego se volvió más lento.
Sin embargo, desde la perspectiva de las estaciones sísmicas en la superficie, este cambio se percibe como una inversión de la rotación del núcleo interno: ahora parece girar en dirección contraria. Es decir, hacia el oeste.
Modelo de la oscilación del núcleo interno elaborado a partir del estudio. Foto: Edward Sotelo / USC
Dado que en la década de 1970 se detectó un parón similar, los autores infieren que esta capa tiene un ciclo de oscilación que dura 70 años aproximadamente, por lo que se frena a la mitad de dicho lapso para comenzar a girar más lentamente que la superficie de la Tierra.
Los científicos afirman que la reciente inversión se correlaciona con cambios en las observaciones geofísicas en la superficie de la Tierra, como el campo magnético y la duración del día, los cuales se harán más notorios a medida que el núcleo continúe su desaceleración hasta el final del presente ciclo.
Los investigadores concluyen, además, que esta oscilación en la rotación del núcleo interno demuestra la interacción entre las distintas capas de la Tierra, resume la revista.
Los hallazgos podrían ayudar a ahondar en la comprensión de cómo los procesos profundos de la Tierra afectan a su superficie.
Con información de EFE y Nature.