En un futuro, la humanidad poblará mundos más allá de la Tierra. La Luna y Marte son los objetivos que hoy persiguen las principales agencias espaciales del mundo. Sin embargo, un equipo de científicos de la Universidad de Rochester ha manifestado que también podría ser posible vivir en ciudades alrededor de algunos asteroides del sistema solar.
Este grupo, compuesto por astrónomos, físicos e ingenieros mecánicos, ha basado su propuesta en los famosos “cilindros de O’Neill”, un modelo de metrópolis diseñado por el físico estadounidense Gerard O’Neill en la década del 70, que consistía en dos cilindros giratorios que se movían en direcciones opuestas para así simular una gravedad parecida a la de nuestro planeta.
Basándose en este proyecto, que ha permanecido relegado a la ciencia-ficción por la dificultad de su construcción, los expertos idearon un método factible para construir ese hábitat cilíndrico y giratorio alrededor de asteroides como Bennu, Ryugu e Itokawa.
Según los expertos, construir esta estructura cilíndrica sería un camino más rápido, barato y efectivo hacia las ciudades espaciales. Foto: referencial / Devian Art
Construir ciudades en los asteroides no es una tarea sencilla: su habitabilidad solo sería posible si estos objetos giraran sobre su propio eje sin que se desmoronen o fracturen antes. A final de cuentas, la mayoría de estos cuerpos son acumulaciones de escombros que se encuentran unidos gravitacionalmente.
Pero ¿cómo contener todos los escombros que expulsa la roca espacial? La solución, concluyeron los científicos, sería una malla flexible, hecha de nanofibras de carbono ultraligeras y ultraresistentes, que envuelva todo el asteroide.
Imagen de las hipotéticas ciudades cilíndricas construidas alrededor del asteroide. Foto: Universidad de Rochester / Frontiers (2022)
Por un lado, la malla funcionaría como una bolsa para contener la expulsión de todos los restos del asteroide, que culminaría después de un cierto límite. Ese proceso, además, generaría una gruesa capas de rocas que formaría la superficie donde habitaríamos y, además, nos protegería de la radiación cósmica.
“Según nuestros cálculos, un asteroide de 300 metros de diámetro podría expandirse a un hábitat espacial cilíndrico con aproximadamente 22 millas cuadradas de área habitable”, dice Adam Frank, profesor de física y uno de los autores del estudio. Esto sería “aproximadamente del tamaño de Manhattan”, asegura.
Pero eso no es todo. El giro de los cilindros, que estarían rodeados de paneles solares, sería lo suficientemente rápido para inducir una gravedad artificial en su superficie interior, pero tan lento como para que las personas que viven en ellos no se mareen.
“Todas esas montañas voladoras que giran alrededor del Sol podrían proporcionar un camino más rápido, barato y efectivo hacia las ciudades espaciales”, sostiene Frank en un comunicado.
“Observamos que si bien nuestro estudio claramente se basa en capacidades de ingeniería que no existen en la actualidad, nuestros resultados indican que la física básica de transformar pequeños asteroides en hábitats humanos es factible”, señalaron los expertos en su artículo publicado en la revista Frontiers in Astronomy and Space Sciences.
“Además, es probable que nuestra propuesta sea menos costosa y compleja en términos de ingeniería que construir un hábitat O’Neill clásico, en el que todos los materiales estructurales deben fabricarse y transportarse a la órbita de construcción”, añadieron.
Según Frank, “las ciudades espaciales pueden parecer una fantasía ahora, pero la historia muestra que un siglo más o menos de progreso tecnológico puede hacer posible cosas imposibles”.