El pasado 5 de septiembre, la nave Solar Orbiter, operada por la Agencia Espacial Europea (ESA), captó una extraña ‘serpiente’ de plasma recorriendo la atmósfera del Sol cuando la sonda se preparaba para una de sus máximas aproximaciones a la estrella.
Aunque en el video difundido por la ESA se observa que la intrigante luz recorre el astro de un extremo a otro en solo segundos, en realidad dicho viaje le tomó aproximadamente tres horas y ocurrió a una velocidad de 170 km/s, considerando las grandes distancias de la superficie solar.
La anomalía despertó el interés de los astrónomos por dos motivos. Primero, nunca había sido registrado por otro instrumento espacial y, segundo, sucedió en una región solar que días después entró en erupción y expulsó miles de millones de toneladas de plasma al espacio.
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El destello solar en forma de serpiente fue causado por una corriente de plasma frío que fluyó entre uno más caliente a través de un filamento del campo magnético del Sol.
El plasma es un estado de la materia tan caliente que los átomos son despejados de su carga negativa (electrones). “Esta pérdida hace que el gas se cargue eléctricamente y, por lo tanto, sea susceptible a los campos magnéticos”, indica el comunicado de la organización europea.
“Obtienes plasma que fluye de un lado a otro, pero el campo magnético está realmente retorcido. Así que obtienes este cambio de dirección porque estamos viendo una estructura retorcida”, sostuvo David Long, del Laboratorio de Ciencias Espaciales de Mullard (UCL) en Reino Unido, quien lidera la investigación del fenómeno.
A partir de esta observación, los astrónomos sospechan que el fenómeno de la ‘serpiente solar’ es un evento precursor a las eyecciones de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés).
Las CME son fugas de millones de toneladas de plasma y radiación que se desprenden de la atmósfera solar (corona). Cuando estas ondas de partículas cargadas llegan a la Tierra, perturban su campo magnético y pueden originarr una tormenta solar.
Dichos fenómenos solares provocan apagones de radio en todo el lado iluminado de la Tierra, afectando, por ejemplo, los servicios de GPS e internet satelital.
Si la tormenta geomagnética es de mayor categoría, los efectos se sentirán durante mucho más tiempo y dañarán una mayor cantidad de sistemas de comunicación.
La expulsión de CME que ocurrió tras la serpiente solar no sucedió en dirección a la Tierra; sin embargo, fue tan potente que la sonda Solar Parker de la NASA, ubicada a 6,5 millones de kilómetros de la superficie del Sol, logró medir el contenido de erupción.