La ‘hormona del amor’ puede ayudar a sanar los corazones dañados y no solo en sentido figurado. Un reciente estudio sugiere que la oxitocina, que es liberada por el cerebro durante las expresiones de afecto y el acto sexual (y, por tanto, crea vínculos sociales y confianza entre las personas), contribuye a la regeneración del tejido cardíaco.
El equipo de investigadores tenía conocimiento de que, en algunos animales, después de una lesión, como un ataque al corazón, un subconjunto de células del epicardio, la membrana más externa del órgano, migra hacia la capa del tejido cardíaco y se transforman en células musculares (cardiomiocitos) para reemplazar a las muertas. Sin embargo, este proceso parece ser muy ineficiente en humanos.
Por ello, los científicos quisieron averiguar si había una forma de fomentar dicha regeneración.
En placas de laboratorio, expusieron células humanas del epicardio a 14 hormonas producidas por el cerebro. De ese modo, observaron que la oxitocina era la única que impulsaba la transformación en células progenitoras capaces de convertirse en cardiomiocitos.
La otra parte del experimento consistió en hacer un seguimiento a un grupo de peces cebra, conocidos por su capacidad de regenerar tejidos en su cuerpo.
Descubrieron que, dentro de los tres días posteriores a una lesión cardíaca, los cerebros de los peces comenzaban a liberar abundante oxitocina, hasta 20 veces más de los niveles previos a la lesión. Esta hormona fue directo al corazón e inició el proceso de transformación de células del epicardio en cardiomiocitos.
Si bien se trata de una investigación en fase temprana con miras a su potencial uso en humanos, estos resultados otorgan indicios claros de que la oxitocina puede ser una gran aliada en la reparación del corazón después de una lesión.
En el artículo publicado en Frontiers in Cell and Developmental Biology, los autores sugieren que su hallazgo “podría contribuir a los avances traslacionales para el tratamiento de lesiones cardíacas”.
Para que esta investigación continúe progresando, “debemos observar la oxitocina en humanos después de una lesión cardíaca”, dijo en un comunicado el autor principal Aitor Aguirre, profesor asistente en el Departamento de Ingeniería Biomédica de la Universidad Estatal de Michigan.