Científicos de la Universidad de Oxford en el Reino Unido han publicado un estudio en la revista Nature donde confirman que incluso la COVID-19 leve o moderada se relaciona a la pérdida de materia gris y cambios neurológicos “significativos”.
El grupo de expertos investigó, según la información del artículo, los cambios cerebrales en 785 participantes de entre 51 a 81 años del Biobanco del Reino Unido (UK Biobank), una base de datos pública que contiene historiales médicos de casi 500.000 voluntarios de esa región europea.
A ellos se les tomó imágenes dos veces con una separación de 141 días (promedio de cinco meses) entre su diagnóstico y el segundo escaneo.
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“La disponibilidad de datos de imágenes previas a la infección reduce la probabilidad de que los factores de riesgo preexistentes se malinterpreten como efectos de la enfermedad”, aclararon los firmantes, dándole una mayor fiabilidad a las observaciones de este estudio.
Los firmantes, liderados por Gwenaëlle Douaud del Centro Wellcome de Neuroimagen Integrativa (WIN), perteneciente al Departamento Nuffield de Neurociencias Clínicas de la mencionada universidad británica, revelaron que el SARS-CoV-2 sí tuvo un impacto “significativo y perjudicial” de acuerdo con los análisis.
Imagen digital que muestra las áreas más grandes de reducción del grosor de la materia gris entre los participantes que habían tenido COVID-19 y los que no. Foto: Douaud et al., Nature, 2022
La prueba fidedigna de que el estudio tiene validez radica en que los primeros escáneres fueron aplicados antes de que alguno de ellos se infectara, expresó Douaud. Luego, aplicaron test cognitivos a los involucrados.
Un total de 384 individuos escaneados no habían dado positivo por COVID-19, por lo tanto, sirvieron a los científicos con el objetivo de establecer comparaciones con aquellos que sí resultaron contagiados.
Cuando examinaron a los dos grupos, encontraron que los afectados por el coronavirus presentaban una mayor reducción en el volumen de la materia gris (0,7%), modificaciones en regiones conectadas con la corteza olfativa primaria y reducción en el tamaño general del cerebro.
Comúnmente, los adultos de mediana edad van perdiendo en promedio un 0,2% de su materia gris cada año.
Para los neurólogos, estos resultados de imágenes en el cerebro pueden ser la característica de la propagación del coronavirus “a través de las vías olfativas, de eventos neuroinflamatorios o de la pérdida de información sensorial debido a la anosmia”.
“Los autores muestran que las personas que tenían una infección leve por COVID-19, un promedio de cinco meses antes, tenían un adelgazamiento del tejido cerebral en varias regiones clave, incluidas las relacionadas con el comportamiento y las emociones, así como las ubicadas cerca de la nariz (...). Los hallazgos del estudio son notables”, comentó la Dra. Sarah Hellewell, investigadora en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Curtin (Australia), en un artículo de reacción recopilado por Science Media Center.
“Se necesita más investigación para saber si estos cambios persisten, revierten o empeoran con el tiempo, y si existen tratamientos que podrían ayudar”, agregó Hellewell.