Un estudio publicado en la revista Nature, el 31 de agosto de 2016, concluyó que los seres humanos prefieren parejas sexuales con un componente genético llamado HLA (antígeno leucocitario humano) que se detecta usando señales olfativas. Los peces, las aves y los mamíferos también repiten esta conducta instintiva, indicaron los científicos.
El motivo es que esta preferencia aumenta las posibilidades de una alta variedad de HLA en la descendencia; en otras palabras, se busca un mayor desarrollo de resistencia contra patógenos, microorganismos capaces de producir enfermedades.
“Los olores corporales pueden crear una atracción sexual inmediata. Tanto hombres como mujeres de diversas culturas buscan perfumes que resalten su olor corporal de la manera más deseable”, destacan los autores en la introducción.
A su vez, a modo de ejemplo, en el manuscrito se menciona la novela El perfume de Patrick Suskind, en el que se describe una fragancia hecha directamente de los cuerpos “que lleva a las personas al éxtasis y les hace olvidar el comportamiento civilizado”. Sin embargo, indican que la ‘coincidencia olfativa’ se impone a los olores “universalmente irresistibles” en relación a la atracción humana, según otro artículo de la revista Proceedings of the Royal Society B.
Durante un estudio científico que duró nueve meses, reclutaron parejas heterosexuales en el campus de la Universidad de Dresden (Alemania). Solo se incluyeron personas de 18 años a más y que contaban con una función olfativa normal.
Nuestro cuerpo analiza el potencial de satisfacción sexual cuando ni siquiera lo sospechamos. Foto: Eric Ellis / The Washington Post
En total, participaron 254 parejas. El grupo de mujeres tenía entre 18 y 60 años y los voluntarios masculinos tenían entre 18 y 55 años. Además, 231 parejas (el 91%) no tenían hijos y el 52,3% de todas ellas convivían al momento de las pruebas.
Los investigadores solicitaron a los participantes que proporcionaran una muestra de ADN utilizando hisopos bucales para la tipificación de HLA. Luego, calificaron el nivel de satisfacción de los individuos con la pareja en una escala del 0 al 10, y la atracción del olor corporal, sin usar perfumes ni desodorantes.
“En nuestro estudio, ambos sexos se sintieron significativamente más atraídos por el olor corporal de su pareja si la pareja tenía alelos HLA de clase I diferentes”, dijeron los firmantes, lo que comprueba las hipótesis.
Ciertos rastros del HLA se encuentran en el sudor corporal y la saliva, pese a que aún no se sabe a ciencia cierta cómo el antígeno leucocitario humano define nuestro olor. Las células olfativas lo identifican, pero no somos conscientes de ello ni por asomo.