Una nueva especie de ictiosaurio (Cymbospondylus youngorum), ‘monstruo marino’ evolucionado a partir de reptiles terrestres, podría haber habitado los mares en la época de los dinosaurios y ser “el primer gigante oceánico” de su historia evolutiva, según revelador estudio publicado en Nature del Institución Smithsonian, secundado por otro manuscrito del Museo de Historia Natural del Condado de Los Ángeles.
El descubrimiento sugiere que la mayoría de estos ictiosaurios tenía un cráneo de casi 2 m y una altura de 17 m, similar a un semirremolque. “Imagínese un animal parecido a un dragón marino: cuerpo aerodinámico, bastante largo, con extremidades modificadas en aletas y una cola larga”, subrayó Lars Schmitz, profesor asociado de biología en Scripps College en Claremont, California.
“Es un bonito rayo de esperanza y una señal de la resistencia de la vida: si las condiciones ambientales son las adecuadas, la evolución puede suceder muy rápido y la vida puede recuperarse”, añadió el experto.
Schmitza manifestó que el transcurso del gigantismo en las ballenas fue más prolongado; en contraste, el fósil del ictiosaurio “documenta de manera impresionante la rápida evolución” de su crecimiento desproporcionado.
El cráneo de la nueva especie de ictiosaurio se encuentra bien conservado. Foto: Natanja Kent / Museo de Historia Natural del Condado de Los Ángeles
Durante 2,5 millones de años, según el nuevo artículo científico, los ictiosaurios incrementaron su masa hasta alcanzar tamaños enormes. Las ballenas lo lograron en casi 55 millones de años.
En 1998, se encontraron las primeras vértebras del ictiosaurio entre las rocas del Triásico Medio temprano de las montañas Augusta orientadas al noroeste de Nevada. Desde ese momento empezaron a sospechar de que el dinosaurio marino era realmente de dimensiones grandes.
Una ilustración de Cymbospondylus youngorum en un océano Triásico con calamares y amonitas. Foto: Stephanie Abramowicz / Museo de Historia Natural del Condado de Los Ángeles
Ya en 2015, con la ayuda de un sobrevuelo de helicóptero, excavaron más y retiraron el cráneo, un hombro y un apéndice en forma de aleta. Luego llevaron los fósiles al Museo de Historia Natural de Los Ángeles.
De acuerdo con Schmitz, C. youngorum vivió en Océano Panthalassic, un supuesto superoceano, frente a la costa oeste de América del Norte. Además, la especie se pudo haber alimentado de peces pequeños, calamares y otros ictiosaurios.