Mientras todo el continente americano vivía el eclipse lunar parcial más largo del siglo, una ciudad de Estados Unidos ya se había despedido del Sol hasta el próximo año. Se trata de Utqiaġvik, en Alaska, que vivió ayer su último atardecer y no lo volverá a ver por completo hasta el 22 de enero del 2022.
Los ciudadanos de Utqiagvik ya están viviendo la 'noche polar', una época natural que sucede todos los años | Foto: Sonorastar
Sin embargo, su caso no es único. Otras ciudades también se ‘apagarán’ en las próximas semanas, tales como Murmansk (noroeste de Rusia) y Tromso (Noruega). Según Time and Date, en la primera el Sol se ocultará el 27 de noviembre y retornará el 5 de enero; mientras que, en la segunda, la oscuridad se extenderá desde el 2 de diciembre hasta el 11 de enero.
Aunque las tres ciudades radican muy lejos entre sí, comparten una característica común: una misma latitud. Estas se ubican donde empieza el círculo polar ártico y en esta franja de la Tierra sucede un fenómeno inusual para otros ojos, pero muy habitual para sus ciudadanos en cada año.
Una noche polar en Murmansk, Rusia, durante el mes de diciembre del 2013. Foto: Alexander Zemlianichenko Jr./Bloomberg
El motivo de la “desaparición” del astro rey se debe a un fenómeno conocido como ‘noche polar’. Se lo denomina así porque en esta temporada el centro del Sol no alcanza una altura suficiente para estar encima del horizonte de las ciudades en esta latitud. Esto ocurre en distintas áreas del hemisferio norte, tales como Noruega, Alaska, Canadá, Groenlandia, Finlandia, Rusia y Suecia.
Este evento se explica por la rotación de la Tierra en relación con la posición del Sol. Como el planeta está inclinado en 23,5 grados sobre su eje, en esta temporada del año los círculos polares árticos y antárticos —los únicos que lo experimentan— permanecen ocultos o completamente expuestos a la luz solar respectivamente.
Foto: Time and Date
Asimismo, mientras más al norte uno se encuentre, la noche polar se vuelve más larga y, dependiendo de la localidad, su duración puede variar entre 27 y 66 días. A la contraparte de este fenómeno, que se puede vivir entre mayo y agosto, se le llaman ‘días polares’ o ‘soles de medianoche’, es decir, cuando casi nunca anochece.
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Cabe señalar que durante esta temporada la luz natural no es completamente ajena, pero sí muy reducida. El motivo se debe a la refracción de la luz solar con en la atmósfera terrestre, la cual dobla los rayos electromagnéticos y genera en el cielo un efecto similar a los amaneceres y los crepúsculo, mas el sol nunca despega del horizonte.
Si bien durante esta temporada se pueden apreciar más auroras boreales, la oscuridad prolongada también genera temperaturas más gélidas y altera los ciclos de sueños y la salud emocional de sus ciudadanos.