La necesidad de viajar y colonizar otros mundos persiste entre los científicos, mientras se hace más evidente que la Tierra atraviesa amenazas naturales y otras provocadas por el hombre, como la falta de recursos o la contaminación ambiental. En esa línea, un reciente estudio publicado en la revista Galaxies ha proporcionado a través de un cálculo matemático un marco de tiempo en el que la humanidad podría iniciar la colonización de otros mundos y así garantizar la supervivencia de su especie.
Para calcular los años exactos de los próximos viajes cósmicos, el investigador de la NASA Jonathan Jiang y sus colegas encontraron una tendencia exponencial entre el avance de la exploración espacial y la tecnología computacional, desde el inicio de la era espacial, seis décadas atrás.
Sin embargo, el límite de todos los científicos continúa siendo los transitores por microprocesador, es decir, la capacidad técnica para recopilar, procesar e interpretar grandes cantidades de información. Según los autores, haciendo una analogía con el cerebro humano, “se puede pensar en un transistor como un análogo a la sinapsis entre dos neuronas”.
Así, el modelo matemático se basó en la confluencia de ambos factores: la potencia del cálculo (expresada en transistores por microprocesador) con relación al tiempo y la distancia desde la Tierra hasta otro punto del espacio profundo, alcanzado ya por misiones robóticas.
Tendencia exponencial entre el número de transistores por microprocesador y la distancia y el tiempo de los viajes de la Tierra a otros planetas. Foto: Revista Galaxies
La investigación señala las potenciales fechas de inicio de las próximas misiones tripuladas por humanos a otros planetas; sin embargo, no considera el tiempo real de los viajes ni tampoco el intervalo entre las misiones fallidas y exitosas para la colonización. La Luna quedó excluida como un futuro objetivo, debido a que los desafíos de su conquista se están resolviendo en esta década.
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Así, las fechas más cercanas proyectadas por el estudio señalan una misión tripulada a Marte en el año 2038, otra al cinturón de asteroides en 2064 (específicamente a Ceres, 2 Pallas o 4 Vesta) y dos últimas a las lunas de Júpiter y Saturno, a mediados de las décadas de 2070 y 2080 respectivamente.
En el caso del planeta rojo, la suposición implícita es que el avance tecnológico necesario para pasar de sobrevuelos robóticos a aterrizajes robóticos, serán menores en comparación al tránsito de sobrevuelos robóticos a aterrizajes humanos.
Por otro lado, los viajes a destinos interestelares se cree sucederán a fines del siglo veintitrés, habiendo superado la tecnología de cohetes propulsados químicamente, ya que dependerían de una tecnología más desarrollada en ingeniería y diseños de naves y sistemas de propulsión. Cuando aquello se logre, en dos o tres décadas el hombre podría visitar Tau Ceti, a casi 12 años luz, y dos décadas después TRAPPIST-1, a 40 años luz del Sistema Solar.