Richard Burger, del Departamento de Antropología en la Universidad de Yale (Estados Unidos), y un equipo de investigación han estimado que Machu Picchu, la ciudadela inca del Cusco, fue construida y habitada al menos dos décadas antes de lo que se había propuesto.
Los historiadores creían que el sitio arqueológico se había erigido después de 1438 d. C., cuando Pachacútec había asumido el poder del imperio. Los detalles se encuentran disponibles para la lectura en la revista Antiquity.
A través de una forma especial de datación por radiocarbono —determina la edad de los materiales que contienen carbono hasta unos 50.000 años— de los restos de 26 personas encontradas en cuatro cementerios de Machu Picchu durante las excavaciones de 1912, los científicos comprobaron que la ciudadela estuvo ocupada desde 1420 a 1530 d. C.
Esto se debe a que, según las palabras de Burger, “las estimaciones de su antigüedad y la duración de su ocupación se basaban en relatos históricos contradictorios escritos por españoles en el período posterior a la conquista española”.
“En los últimos años, la publicación de una gran cantidad de mediciones de radiocarbono de sitios incas, incluido el norte de Chile, Argentina y Ecuador, lejos del corazón de Cusco, ha provocado un cambio de opinión dentro de los estudios incas”, se describe en Antiquity.
Se cree también que Pachacútec ganó poder del territorio más extenso de América precolombina y comenzó las conquistas de otros pueblos alrededor del imperio décadas antes de lo que se muestra en los textos coloniales.
Los firmantes del estudio indicaron que los dientes y huesos examinados en la investigación pertenecían a servidumbre o asistentes de la realeza. Estos restos demostraban poca evidencia de que hacían trabajo físico pesado; a raíz de esto se propone que “Machu Picchu ya estaba funcionando”.
“Los resultados sugieren que la discusión sobre el desarrollo del Imperio inca basado principalmente en registros coloniales necesita revisión. Los métodos modernos de radiocarbono proporcionan una mejor base que los registros históricos para comprender la cronología inca”, manifestó Richard Burger.