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Ciencia

¿Podremos entrar en agujeros negros y salir para informar lo encontrado?

Los agujeros negros son de extremo interés científico. Dos físicos plantean una opción posible para entrar en ellos, pero aún analizan las consecuencias.

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Mientras más caiga un humano al horizonte de sucesos de un agujero negro, su materia se irá estirando como un fideo. Foto: Leo Rodríguez y Shanshan Rodríguez

En 2019, el Telescopio del Horizonte de Sucesos (EHT), conformado por una red de observatorios de México, España, Chile y Estados Unidos, captó la primera imagen en la historia de un agujero negro (M87), con una masa de 6.500 millones de soles y a 55 millones de años luz de distancia. Aquel hecho trascendental fue denominado el “descubrimiento del año” por la revista Science.

Sin embargo, lejos de conformarse o bajar la guardia, los científicos se han propuesto mantener a estas colosales regiones del espacio-tiempo entre ceja y ceja, pues aparentar ser fuentes potenciales de respuestas frente a los enigmas espaciales.

Imagen (a la derecha) del agujero negro supermasivo en el centro de la galaxia M87* | Foto: NASA/CXC/Villanova University/J. Neilsen y EHT

Con ánimos de seguir ampliando lo que conocemos de estos campos gravitatorios del universo donde ni la luz puede escapar, Leo Rodríguez, físico teórico de la Grinnell College (Iowa, Estados Unidos) y estudioso de la termodinámica de los agujeros negros, junto con Shanshan Rodríguez, PhD. en Física espacial —de la misma institución educativa—, expusieron qué sucedería si un humano ingresara a una de estas regiones e intentara salir para contar lo vivido, de acuerdo con un artículo del medio The conversation.

Según ambos expertos internacionales, existe una complicación: “Un humano puede hacer esto solo si el agujero negro respectivo es supermasivo y está aislado, y si la persona que ingresa al agujero negro no espera informar los hallazgos a nadie en todo el universo”. En otras palabras, aparentemente, no se consideraría un modo preciso de dar buenas nuevas en un posible retorno del viaje.

Leo y Shanshan comentaron, más adelante, que hay dos tipos de agujeros negros: los que no tienen carga positiva ni negativa y son del tamaño aproximado de nuestro sol, y los supermasivos, de decenas de millones de masas solares y comúnmente ubicados al centro de las galaxias.

Las distancias entre sus centros y los horizontes de sucesos —frontera sin retorno en la cual los fenómenos a un lado de ella no se detectarían al extremo opuesto— varían; por lo tanto, cabría la posibilidad de obtener dos resultados distintos en caso un individuo se atreva a acercarse.

Si una persona se acerca a un horizonte de sucesos del tamaño del sol, se estiraría por las diferentes atracciones gravitacionales de la cabeza y los pies | Foto: Leo y Shanshan Rodríguez, CC BY-ND

“El tamaño radial del horizonte de eventos depende de la masa del respectivo agujero negro y es clave para que una persona sobreviva cayendo en uno”, explicaron los implicados en este artículo de The conversation.

Las medidas serían las siguientes:

  • Agujero negro del tamaño de una masa solar: horizonte de eventos menor a un radio 2 millas o 3,2 kilómetros.
  • Agujero negro supermasivo: horizonte de eventos de 7,3 millones de millas (17 radios solares).

Al ser absorbido por un agujero negro de proporciones parecidas a una estrella, el resultado es volverse una masa estirada y delgada como un fideo debido a que la fuerza del tirón variará 1.000 billones de veces, con una probabilidad altísima de separación de la cabeza y los pies.

Como un agujero negro supermasivo ridiculiza en tamaño al anterior, los efectos son materia de otras implicaciones. Si una persona cayera dentro de él, el horizonte de sucesos se encontraría más lejos del centro de gravedad, por lo que el individuo no se despedazaría en el intento, aunque esto es pura conjetura.

En el caso hipotético que una persona quiera ingresar a un agujero negro supermasivo, no experimentaría el proceso de espaguetificación | Foto: Leo y Shanshan Rodríguez , CC BY-ND

Para este dúo de físicos, necesitaríamos hallar en la inmensidad del universo algún agujero negro supermasivo con características específicas: uno completamente aislado de la materia, por ejemplo, de gases y estrellas.

Sabemos que nada conocido posee la capacidad de evadir la fuerza de atracción de estos oscuros objetos descomunales; por tal motivo, la persona que se aventure a cruzar la puerta del horizonte de sucesos sabrá que esta jamás se volverá a abrir del otro lado ante un arrepentimiento o ansia de comunicar lo acontecido, concluyeron los firmantes del artículo de divulgación científica.