La presencia de fosfina en la atmósfera de Venus, que en la Tierra se relaciona con procesos biológicos, podría tener explicaciones no vinculadas a la posible presencia de vida, según la hipótesis de un grupo de la Universidad de Cornell (EE. UU.).
El estudio ha sido publicado en un repositorio de artículos científicos (Arvixn) que necesita revisión de otros expertos. Sin embargo, propone que la existencia de fosfina en Venus se debe a un mecanismo geológico abiótico, es decir, no relacionado con la vida.
Según esta hipótesis, Venus atraviesa por un episodio de vulcanismo basáltico, lo que consideran que es consistente con observaciones de naves espaciales y experimentos de laboratorio.
Los expertos de la Universidad de Cornell creen que trazas de fosfuros formados en el manto de Venus “serían llevadas a la superficie por el vulcanismo, y posteriormente expulsadas a la atmósfera, donde podrían reaccionar con agua o ácido sulfúrico para formar fosfano (fosfina)”.
El vulcanismo activo podría producir, según el equipo, “una tasa comparable a la requerida para producir la fuente de fosfato de la fosfina”.
En la Tierra, uno de los procesos conocidos para la producción de gas fosfina es por la corrosión acuosa o ácida a partir de impurezas que contienen fósforo en el hierro, agrega el texto.
Investigaciones anteriores señalaron que “la corrosión acuosa produjo una cantidad significativa de gas fosfina comparable a la cantidad detectada en los entornos naturales terrestres, mientras que la corrosión por ácido sulfúrico podría producir una cantidad de gas fosfano tres órdenes de magnitud superiores a la corrosión acuosa”.
La hipótesis de que la vida esté produciendo fosfano en las nubes altas de Venus “requiere, tanto la extraordinaria afirmación de que la vida existe en las nubes, como un mecanismo para mantener su viabilidad”, asegura el documento.
El nuevo planteamiento, en cambio, “requiere que Venus esté experimentando actualmente una alta tasa de vulcanismo basáltico, que sea consistente con las observaciones de las naves espaciales y los experimentos de laboratorio”, agrega el texto.
Para los autores, la presencia de fosfano “apunta a un Venus que es geológicamente activo hoy en día, una conclusión quizás decepcionante para los biólogos, pero seguramente intrigante para los científicos planetarios”.
Cuando se publicó el primer estudio, fueron muchos los astrónomos que, si bien reconocieron que era un hallazgo importante, llamaron a la cautela y a no relacionarlo directamente con la posible presencia de vida, pues aún se conoce muy poco de la química de la atmósfera en Venus.