Un hombre de 33 años residente en Hong Kong dio positivo al nuevo coronavirus (SARS-CoV-2) el 26 de marzo de 2020 tras presentar síntomas claros de COVID-19, como tos con flema, dolor de garganta, fiebre y dolor de cabeza. Estuvo hospitalizado durante más de dos semanas hasta que se recuperó y dio negativo para el virus en dos pruebas distintas. Fue dado de alta el 14 de abril.
Cuatro meses después, el 15 de agosto, regresó de un viaje a España con escala en Reino Unido. En el aeropuerto de Hong Kong le realizaron una prueba de hisopado —como a todos los que llegan a la ciudad — y nuevamente dio positivo al SARS-CoV-2. Como medida de precaución, fue hospitalizado, pero no volvió a presentar síntomas.
Un equipo de científicos de la Universidad de Hong Kong examinó las pruebas tomadas al paciente en cada infección. Estas muestras contenían el ARN viral, el material genético que define cómo es y cómo actúa el coronavirus. Se trata de una cadena compuesta por nucleótidos, los códigos que llevan toda esa información.
Al comparar las muestras, hallaron 24 nucleótidos diferentes entre los virus de ambos periodos, “lo que sugiere que la cepa del virus detectada en el segundo episodio (de infección) es completamente diferente de la hallada en el primer episodio”, indica el estudio que se publicará en la revista Clinical Infectious Diseases.
Partes del SARS-CoV-2. Crédito: Yuefei et al.
La cepa de la primera infección estaba emparentada con la que predomina en Estados Unidos, mientras que la otra tenía más parecido con la que se expande en Suiza e Inglaterra. Esto les permitió descartar que el mismo patógeno se haya quedado en su cuerpo todo ese tiempo y los llevó a reportar el primer caso de reinfección en el mundo.
Aunque el tema ha suscitado cierta zozobra entre quienes confiaban en la inmunidad después de una infección, para Camille Webb, infectóloga de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), estos hallazgos son algo alentadores.
“Es una buena señal que esta (nueva) infección ha sido asintomática. Eso sugiere que hay algo de inmunidad, la cual evita que la persona haya desarrollado síntomas o cualquier forma grave de la infección”, dijo a La República.
“Esto es un ejemplo de cómo esperamos que funcione la inmunidad: uno se puede volver a encontrar con el virus, pero ya no va a padecer la enfermedad severa. En realidad es casi la situación ideal”.
PUEDES VER Inglaterra: profesores serían más afectados que los alumnos si se retorna a clases presenciales
En la muestra de la segunda infección, los investigadores también hallaron diferentes aminoácidos en la proteína S del virus, aquella que usa en sus ‘púas’ para ingresar a la célula humana.
Cuando una persona supera la enfermedad, tiene anticuerpos neutralizantes que se adhieren a la proteína S e impiden que el virus vuelva a infectar. Pero, según los autores, las diferencias en esta arma viral durante la nueva infección pudieron hacer que se librara de las defensas el paciente. Asimismo, estudios previos dieron cuenta de la corta duración de los anticuerpos (2 a 3 meses después de superar el mal).
Por esa razón, en el caso del paciente hongkonés, sugieren que la enfermedad generó linfocitos T de memoria, los cuales se habrían activado rápido en la nueva infección para generar nuevos anticuerpos que evitaron que el virus prospere.
Célula T bajo microscopio electrónico. Crédito: NIAID.
“El virus entra a las células, pero el cuerpo tiene un sistema inmune que evita que genere la respuesta inflamatoria y los síntomas”, intuyó Webb.
La producción de linfocitos T o células de memoria es el objetivo principal de las vacunas, ya que este tipo de inmunidad suele ser de larga duración
Dado que es apenas el primer caso de este tipo, aún falta mucha investigación por delante para entender este enigma. No obstante, afectados o no, los reinfectados aún podrían seguir propagando la enfermedad.
“Probablemente no podremos depender de la inmunidad de rebaño para evitar que la infección se siga propagando en la población. Por ejemplo, esta persona se puede volver a infectar y volver a contagiar la enfermedad a otras personas”, advirtió la especialista.
Por su parte, los autores de la investigación sugieren que el SARS-CoV-2 podría persistir en la población como en el caso de los resfriados comunes producidos por otros coronavirus. En ese sentido, proponen que las personas que superaron la infección también accedan a la vacunación.