Una nueva investigación publicada el 11 de julio en MedRxiv sugiere que el coronavirus SARS-CoV-2 podría reinfectar a las personas cada cierto tiempo, como los resfriados comunes. Tras analizar la respuesta inmune de más de 90 pacientes y trabajadores sanitarios, el estudio -aún preliminar- reveló que los niveles de anticuerpos protectores disminuyen hasta 23 veces su potencia a los tres meses en más del 80 %.
Stuart Neil, uno de los autores de la investigación patrocinada por el King’s College de Londres, conversó con The Guardian y detalló los resultados de su análisis. Dijo que, al parecer, la COVID-19, enfermedad que provoca el SARS-CoV-2, está siguiendo el mismo patrón que los otros coronavirus de circulación generalizada, cuya reinfección es una realidad.
“Una cosa que sabemos sobre estos coronavirus es que las personas pueden reinfectarse con bastante frecuencia”, indicó Neil. “Lo que significa que la inmunidad protectora que las personas generan no dura mucho tiempo. Parece que SARS-COV-2 podría estar cayendo en ese patrón también“, declaró.
Otro de los alcances del estudio es que los niveles de los anticuerpos aumentaron más y duraron más según la gravedad del paciente. Es decir, si el caso fue grave, la producción de anticuerpos fue mayor, lo cual coincidió con la duración de su permanencia.
“Las personas están produciendo una respuesta de anticuerpos razonable al virus, pero está disminuyendo en un corto período de tiempo y, dependiendo de qué tan alto sea su pico. Eso determina cuánto tiempo permanecen los anticuerpos”, explicó la Dra. Katie Doores, autora principal del estudio.
El sistema inmune tiene muchas formas de combatir el coronavirus, pero si los anticuerpos son la principal línea de defensa, estos nuevos resultados que sugieren reinfecciones estacionarias, lo que implicaría repercusiones en la vacuna.
“La infección tiende a darle el mejor escenario para una respuesta de anticuerpos, por lo que si su infección le está dando niveles de anticuerpos que disminuyen en dos o tres meses, la vacuna potencialmente hará lo mismo”, enfatizó Doores. “Las personas pueden necesitar un refuerzo y una sola toma podría no ser suficiente”. agregó.
Según la OMS, hay actualmente más de 130 prototipos de vacunas que se encuentran desarrollando a nivel mundial. Este escenario es favorable, ya que hay una gama de opciones y en diferentes estados de avance, conforme se conoce más acerca del coronavirus.
El sistema inmune tiene cualidades que van más allá de los anticuerpos iniciales. Cuando su producción disminuye con el tiempo, existe otra gran estrategia que emplea el organismo para lograr la inmunidad y tiene que ver con la memoria. En su intento por defenderse del invasor, el sistema emplea unas células llamadas linfocitos. Hay muchas variantes de estas, pero dos en especial poseen el poder de ‘recordar’.
Son los linfocitos T y B, cuyas cualidades consisten en reconocer a un patógeno que antes estuvo en el cuerpo. Gracias a esto, el organismo puede producir nuevamente anticuerpos para combatir la infección y ganarle la batalla. Y así evita que el paciente recaiga.
A esto se le conoce como memoria imunológica. Tiene una duración que depende de cada enfermedad y no todas la desarrollan. El Dr. Jaime Labarca, jefe del Departamento de Enfermedades Infecciosas en la Pontificia Universidad Católica de Chile comenta que esta propiedad es el objetivo de toda vacuna. A través de la inoculación, el organismo se expone previamente al patógeno invasor y en un futuro podrá reconocerlo para eliminarlo, explica.
Ahora bien, ¿puede la memoria inmunológica librarnos de una reinfección? No necesariamente. Lo que sí puede hacer es evitar que el virus se replique y la enfermedad sea severa.
“Sin embargo, aún podría ser una fuente de transmisión hacia adelante”, resalta Robin Shattock del Imperial College London.