A inicios de abril, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió a la población que las mascarillas no son “la solución milagro” para frenar la pandemia del nuevo coronavirus. Sin embargo, su uso es actualmente generalizado en todo el globo.
En vista de ello, los Institutos Nacionales de Salud de Bethesda, en Maryland (EE. UU.), realizaron un experimento para determinar la protección que brindan estos implementos. Los resultados evidenciaron que las gotas de saliva que una persona expulsa mientras habla se desplazan por el aire de manera diferente cuando usa una mascarilla que cuando no la tiene puesta.
Para llevar a cabo el experimento, los especialistas ordenaron a una persona repetir la expresión ‘manténgase sano’ en el interior de una caja de cartón. Se emplearon además láseres, para destacar las gotas de saliva expulsadas, recoge RT.
Durante el proceso, los investigadores observaron que las gotas grandes cayeron rápidamente. Sin embargo, las pequeñas tuvieron la capacidad de deshidratarse, agruparse y permanecer suspendidas en el aire.
Esto último da opciones de expandir “la extensión espacial de las partículas infecciosas emitidas”, aseguran los expertos en el documento publicado en la revista New England Journal of Medicine.
Otra anotación del experimento fue que, a medida que el hablante incrementa el volumen de su voz, la cantidad de saliva que expulsa también lo hace. No obstante, si se utiliza una mascarilla y se repite la misma frase, el número de gotas que se propaga se reduce.
La investigación concluye finalmente que las mascarillas sí aportan cierta protección contra los virus transmitidos por vía oral. Esto se deduce debido a que “todas” las gotas de saliva que salen de un ser humano al “hablar o respirar” son capaces de transportar un virus, sin importar su tamaño, según indicó Harvey Fineberg, presidente del Comité Permanente de Enfermedades Infecciosas Emergentes de la Academia de Ciencias de EE. UU.