La abrumadora presencia de "El Quijote" en estos últimos cuatrocientos años ha reducido casi a la nada al "Amadís de Gaula". Sin embargo esta novela anónima constituyó fuente de inspiración de Miguel de Cervantes Saavedra. Amadís y El Quijote. En las historias de los caballeros andantes el tema del amor es inevitable. Vea al primero cuando corteja a su dama. Para tener en cuenta * Las enseñanzas de Amadís están en sus aventuras. El caballero es andante, viaja hacia la conquista de sí mismo. * El linaje importa, pero la nobleza se consigue en el campo de batalla. Amadís defiende reyes, damas y doncellas. LOS CABALLEROS ANDANTES • La abrumadora presencia de "El Quijote" en estos últimos cuatrocientos años ha reducido casi a la nada al "Amadís de Gaula". • Sin embargo esta novela anónima constituyó fuente de inspiración de Miguel de Cervantes Saavedra. Enrique Paz Castillo. La celebración de los 400 años de El Quijote de la Mancha ha logrado no sólo reconocer una vez más el genio de Cervantes, sino, y sobre todo, volver a esa fuente inagotable de significados que esperan al lector que se adentra en la máxima obra de caballería. Pero ha logrado también que los lectores vuelvan su mirada a otro clásico de la caballería, el Amadís de Gaula. Escrita algunos siglos antes que el Quijote, narra la historia de Amadís, el más perfecto caballero que, a decir del Ingenioso Hidalgo de la Mancha, “fue el primero y el único de cuantos hubo en su tiempo en el mundo”: “Amadís fue el norte, el lucero, el sol de los valientes y enamorados caballeros, a quien debemos imitar todos aquellos que debajo de la bandera del amor y de la caballería militamos…”. Don Quijote. Parte I cap. XXV. "Amadís de Gaula" es un libro de caballería y un libro sobre amor. Tema medieval por excelencia, el amor caballeresco es símbolo de una verdad intemporal como la doctrina de la Madonna Inteligencia y del viaje iniciático que, llena de pruebas, realiza todo caballero andante para posesionarse de la verdad. La mujer es un poder, o mejor una potencia. De allí el héroe, nuestro Amadís, saca la fuerza para vencer en todas sus aventuras: “…mi corazón, sin vuestro favor, no podría sostenerse en ningún peligro”, le dice Amadís a su amada Oriana antes de partir a defender a la reina. También gracias a Oriana “la sin par”, Amadís es armado caballero. El caballero tiene que amar a su dama. Mientras más ama, logra pasar victorioso las pruebas que le exige su condición. La dama es la luz. El reflejo del Sol que simboliza a Dios, y, como tal es inteligencia y sabiduría. Así, la Sophia, llámese Oriana, Dulcinea o Beatrice es la intermediaria entre la tierra y el cielo. Para el hombre medieval, toda dama es una hipóstasis de la Virgen, la perfecta mediadora ante el rey. Las enseñanzas de Amadís están contenidas en sus diversas aventuras. El caballero es andante, pues viaja hacia la conquista de sí mismo. Amadís busca al rey y le es fiel, pero le abandona en busca de nuevas aventuras. Busca la justicia y la establece con honor y valor, pero peregrina hacia nuevas pruebas. Y siempre con el amor de su dama. Y es que el rey no es en última instancia el que gobierna a los hombres. El rey es el sí mismo. El caballero entonces busca gobernarse a sí mismo. Para ello tiene que luchar contra las fuerzas del mal. El honor y linaje El linaje importa, pero la nobleza se consigue en el campo de batalla. Para cumplir su destino heroico, Amadís defiende reyes, damas y doncellas. Ajusticia a malvados, saqueadores y perversos. Pero también hay pruebas que sólo exigen pureza de corazón y no las armas: cuando logra sacar la misteriosa espada verde de su vaina, o cuando logra entrar en la cámara de la ínsula firme construida por el sabio Apolidón. También su estadía en la Peña Pobre junto al ermitaño indican una etapa espiritual. Igual su renuncia a ser el dueño del mundo después de vencer al emperador romano y sus secuaces. En aquel momento, Agrages, caballero fiel a Amadís, le dice: “...si en estos momentos os domina la piedad, no seréis nunca más que un caballero andante”. Un episodio especial en este libro es la pelea con Dardán el Soberbio. Al final de la batalla, Dardán se ve vencido y acomete contra su dama y la mata. Al ver su obra dice “he matado lo que más amaba en el mundo…”, y luego se mata, se suicida. La muerte aquí del hombre se presenta como la negación del intelecto y la presencia de Dios. Esa es su condena, en esta vida y la otra. Después de muchas penas y victorias, Amadís logra juntar emperadores y reyes para salvar a su amada Oriana. El ermitaño y sabio Nasciano interviene para poner fin a la guerra y proponer casar a Amadís con su señora. Así pues, Amadís es el arquetipo del caballero. El más amador y el más valiente. A veces sufriente por creer inalcanzable a Oriana, pero es el amor insatisfecho el que siempre mantiene en movimiento su corazón. Y la mujer, la gran protagonista, es la doncella, la señora, la reina y también la maga y profetisa que salva a nuestro héroe en los momentos cruciales: Urganda la Desconocida. En fin, debemos leer el Amadís de Gaula no sólo porque fue fuente de inspiración para Cervantes sino porque los hacedores de esta literatura universal expresaron en sus temas intemporales la verdad inagotable de donde los buscadores debemos beber para cultivar el amor, ese amor que según Amadís “asegura el estado de los príncipes”. Dos caballeros andantes Está establecido para la crítica que Cervantes quiso hacer una parodia o burla del ideal caballeresco. El genio español parece, sin embargo, haber usado la sátira y la burla como medio para exponer más eficazmente el simbolismo esotérico de la caballería. Pese a todo, las diferencias que el buen Amadís mantiene respecto a Don Quijote, al igual que las similitudes, saltan a la vista: Oriana, la amada de Amadís, existe, es de carne y hueso. Mientras que Dulcinea es pura imagen. Oriana corresponde a su caballero y de ellos continúa incluso el linaje a través de Esplandian. Dulcinea siempre es un amor platónico. Gandalín, el escudero del caballero de la espada verde, es noble, y al final también caballero. Sancho Panza es vulgar, a veces grotesco. Amadís pelea contra gigantes, dragones y seres alucinantes. El hidalgo de la Mancha pelea contra molinos de viento. Amadís nunca muere, pues las pruebas lo hacen inmortal. Don Quijote muere en su lecho. Amadís se nos presenta como el caballero perfecto. De allí que haya sido celebrado por Cervantes que, al igual que el autor anónimo del Amadís, reprodujo lo más luminoso y viril que conocemos de la edad media: la caballería.