¿Tienes lápices de colores viejos en casa? Esto es lo que valen ahora y para qué puedes usarlos
Darles una segunda oportunidad a los lápices de colores gastados impulsa la creatividad, promueve la sostenibilidad y evita la acumulación de residuos.
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Tener lápices de colores desgastados y arrinconados en casa podría significar contar con un auténtico tesoro ecológico y creativo. Estos artículos, que comúnmente se descartan cuando se rompen, se acortan o se vuelven difíciles de afilar, ofrecen aún múltiples posibilidades de reutilización gracias al reciclaje casero.
Esta práctica no únicamente persigue el objetivo de llevar a cabo una práctica sostenible, sino que además se convierte en una práctica con un fuerte componente educativo y terapéutico. De hecho, en muchas organizaciones escolares aparecen proyectos de reciclado de lápices en sus programas para sensibilizar a los estudiantes en la protección del medio ambiente, para incentivar la creatividad y para desarrollar las habilidades manuales.
Así mismo, estas prácticas propician el debate del consumo responsable, la efectividad de los materiales y la necesidad de priorizar la reutilización del material aglutinante por encima del deshecho sin sentido.
¿Para qué sirven los colores y lapiceros rotos?
El reciclaje de los lápices de colores permite sacar partido a su valor como materia prima que es colorida, económica y versátil, perfecta para transformarla en objetos útiles o decorativos. El reciclaje de lápices de colores no solamente implica el evitar su falta de uso, sino que también ayuda a reducir la necesidad de sacar la materia prima de recursos naturales, evitando el residuo de la madera y de los pigmentos que necesitan décadas para desaparecer.

Lápices con puntas rotas Foto: Dreamstime
Permite también avanzar a un modelo de economía más circular, ya que reduce la necesidad de adquirir productos nuevos. Una infinidad de posibilidades creativas pueden obtenerse de estos lápices de colores reciclados y pueden ejecutarse bien en casa. Una de las opciones más conocidas son las pinturas y los murales decorativos, mediante las cuales se utilizan segmentos de lápiz de color cortados en diversos tamaños y se van produciendo mosaicos o collages tridimensionales también muy divertidos para hacer en familia o, incluso, aportar un detalle diferente a una infinidad de lugares.
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Las posibilidades creativas que proporcionan estos lápices reciclados son muy grandes, además pueden ejecutarse fácilmente en el hogar. Una de las creaciones más comunes es la elaboración de cuadros y murales decorativos aprovechando trozos de lápices recortados en diferentes tamaños para hacer mosaicos de colores de collages tridimensionales que son ideales como actividad en familia o para dar un toque original a otras estancias.
Otra opción es construir portalápices a partir de trocitos de lápices viejos, soportes geométricos para móviles o marcos de fotos. En un estadio superior, algunos diseñadores y artistas han llegado a diseñar muebles (taburetes, mesas.) a partir de centenares de lápices reciclados, pegados con resinas que se convierten en arte funcional.