Los últimos crímenes se han registrado en el norte chico del país. En tanto, se estima que cada mes unos 8 obreros resultan heridos o son asesinados a causa de las disputas por obras de construcción civil. Violencia,Milagros Berríos. Crece la violencia y la extorsión entre los bandos de construcción civil en el Perú. Una consecuencia se evidencia con la muerte de líderes sindicales. Es así que en menos de tres años han sido asesinados 9 dirigentes de la Federación de Trabajadores de Construcción Civil del Perú, que pertenece a la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), ambas agrupaciones son lideradas por Mario Huamán. Los tres últimos crímenes se perpetraron en el norte chico del país, zona donde los extorsionadores operan con más fuerza. El crimen más reciente fue el de Jesús Aníbal Ruiz Díaz, secretario general del sindicato de Barranca, gremio que cuenta con más de 320 afiliados activos. El pasado 21 de octubre, el dirigente fue acribillado en la puerta de la sede sindical. Aún su familia recibe constantes amenazas. En tanto, según la CGTP, mensualmente unos ocho obreros de construcción civil resultan heridos o asesinados por la disputa de obras en todo el país. Solo en enero pasado, dos miembros afiliados a dicha central nacional fueron asesinados durante una emboscada en los parajes de Sayán, en Huaura, ubicado al norte de Lima. Por la muerte de sus dirigentes, Huamán responsabiliza tanto a los representantes de la Policía Nacional, Fiscalía y Poder Judicial, así como a la Confederación de Trabajadores del Perú (CTP). "Todos los hechos de violencia que se vienen dando en el norte chico están vinculados directamente a miembros de la construcción de la CTP, de base aprista", indicó durante una conferencia realizada ayer en Barranca. ¿CÓMO OPERAN? Los delincuentes buscan generar zozobra para que sean contratados en una obra, atacan ante el incumplimiento con el pago de "cupos" por parte de empresas constructoras o su accionar solo forma parte de una venganza entre sindicatos. "La gente se disputa un territorio para trabajar. Actualmente, en Chancay dos gremios intentan apoderarse de una obra de gran envergadura", informó el Cnel. José Saavedra, jefe de la División de Protección de Obras Civiles (DIPROC). Los extorsionadores también pueden exigir el desembolso de 1.5% o 2% del presupuesto total de la obra. Esto recibe el nombre de "cupo de paz laboral". Los responsables de la obra deben contratar a los "chalecos" y pagar el monto para que no paralicen la obra y no sean agredidos físicamente. Con estas modalidades actuaría el 85% de los 58 sindicatos que operan en Lima. "Estas agrupaciones se inscriben con gran facilidad en el Ministerio de Trabajo y luego lo utilizan como 'fachada' para delinquir", indica el teniente general PNP (r) Víctor Gandolfo, asesor de Capeco en temas de violencia en obra. MEDIDAS DE SEGURIDAD Cabe precisar que desde el 2010 la DIPROC solo opera en la región Lima y sus oficinas se vienen implementando en Piura y Chiclayo. Por esto, Gandolfo indica que es necesario que su labor se despliegue en todo el país. "La extorsión está pasando los límites y la policía tiene un registro reducido", dice. Ante esto, el coronel PNP Saavedra, de la DIPROC, precisa que uno de los factores es la falta de apoyo por parte de los empresarios de construcción, quienes al ser azuzados, no denuncian las extorsiones. Por su parte, la CGTP anunció que el miércoles 13 marchará hacia la sede de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en demanda de urgente apoyo internacional. ENFOQUE Las víctimas no confían en la policía Gustavo Dávila Criminólogo La extorsión en obras de construcción civil se ha incrementado a nivel nacional porque hay un desarrollo económico. Sin embargo, lo que hoy ocurre es que las víctimas no confían en el sistema, por lo que patrocinan la magnificación de este delito otorgando dinero a esas mafias que se están armando mejor y reforzándose con equipos de abogados. Es toda una mafia que al verse en libertad está creciendo, pero es un libertinaje dado por el propio gobierno con su mal manejo y la ineficiencia de la Policía, que ha hecho crecer el miedo. Como no hay respuesta de la Policía, las víctimas no denuncian. Por su parte, la la División de Protección de Obras Civiles está intentando hacer una buena labor, pero no en la velocidad que debería ser. Esto debido a que su actuación no es rápida y no genera confianza. Así, solventa a la mafia. Además, a las autoridades les falta información por parte de las víctimas, actuación de servicios de inteligencia, además de la colaboración de las Fuerzas Armadas. Esto permitirá investigar el delito y capturar a los cabecillas.