Sociedad

Puno: agoniza el viejo lago de los incas por desagües y estrés hídrico

Amenaza ambiental. Más de tres millones de habitantes en Perú y Bolivia dependen de este espejo de agua localizado en la meseta del Collao. Hace décadas, la cuenca se deteriora por la contaminación de aguas servidas de las ciudades aledañas y la minería ilegal. Ahora El Niño amenaza secarlo definitivamente.

El dato. Juan Ramos, presidente de lancheros de Puno, muestra la evidente retirada del lago hacia adentro debido a la ola de calor y falta de lluvias. Es urgente que se tomen decisiones. Foto: difusión
El dato. Juan Ramos, presidente de lancheros de Puno, muestra la evidente retirada del lago hacia adentro debido a la ola de calor y falta de lluvias. Es urgente que se tomen decisiones. Foto: difusión

Un grupo de aves sobrevuela los alrededores de la laguna de oxidación, en donde se depositan los desagües de Puno. Buscan alimento en esa hediondez.

Las que encuentren algo entre el lodo y los residuos fecales, probablemente, morirán intoxicadas, advierte el biólogo Leonel Torres.

Esta escena evidencia el peligro ambiental al que está expuesta la fauna que habita el Titicaca, uno de los espejos de agua que forma parte de los mitos y leyendas de los antiguos peruanos. De sus aguas, se dice, emergieron la pareja real Manco Cápac y Mama Ocllo para fundar el imperio de los incas.

El enorme depósito de agua dulce, compartido por Perú y Bolivia, afronta un serio desafío ambiental. No solo está ahogado por las aguas hervidas lanzadas por las poblaciones aledañas de Puno. La evaporación le hizo perder 40 centímetros de recurso. Los ríos que lo alimentan cayeron dramáticamente desde el año pasado.

 Baño de Puno. Las tuberías de aguas servidas van a la primera laguna de oxidación. Foto: difusión

Baño de Puno. Las tuberías de aguas servidas van a la primera laguna de oxidación. Foto: difusión

La huella de la sequía se percibe en el puerto de Puno. Decenas de embarcaciones que transportan turistas quedaron encalladas en el fango. El agua comenzó en franca retirada hacia dentro.

El Titicaca tiene un área de 8.300 kilómetros cuadrados, 56% corresponden a Perú y el 44 % a Bolivia.

La Autoridad Autónoma del Lago Titicaca (ALT) es un organismo binacional que interviene en la cuenca. Su representante, el peruano Juan José Ocola Salazar, reveló a La República que la situación es crítica. Hay estudios nada alentadores para esta reserva.

Ocola reveló que, a diferencia de los informes que cuenta el Senamhi-Puno, desde el 2001 a la fecha el lago se redujo en 2.2 metros, tomando como referencia los 3.806 metros sobre el nivel del mar, desde el desfogue natural que existe en el río Desaguadero. “El panorama es que estamos camino a una sequía. Hay una tendencia fuerte a la baja”, aseguró.

El funcionario binacional asegura que el impacto en la población será devastador. Tres millones cien mil en Perú y Bolivia viven de la cuenca de forma directa e indirecta. 700.000 pobladores están en contacto directo. Estos residen en todo el anillo circunlacustre.

Reveló que la baja en el nivel del lago es consecuencia del fuerte calor y la falta de lluvias.

85.580 hectáreas de totorales, del total de 97.438 hectáreas, están en peligro de secarse. La ola de calor afectó al 87% de la planta acuática, que sirve como fuente de anidación de la fauna, alimento al ganado y materia prima de la artesanía local.
“La situación es crítica. El impacto climatológico y contaminación están causando serios estragos en el lago”, dijo Ocola.

Lago de aguas servidas

A este panorama se suma el asedio de la contaminación. Puno, al igual que otras diez provincias asentadas alrededor del lago, evacúa sus aguas negras directamente al lago.

Según la Empresa Municipal de Saneamiento Ambiental de Puno (Emsa), solo la ciudad de Puno tiene una población de 105.000 habitantes. Esta inyecta al Titicaca, 250 litros de desagüe por segundo.

Este caudal, primero, ingresa a una laguna artificial donde se sedimentan los lodos. Posteriormente, por decantación las aguas pasan a una segunda laguna y finalmente ingresan al lago Titicaca, sin ningún tipo de tratamiento. El líquido contaminado tiene altos índices de fósforo y arsénico, que sobrepasan los límites máximos permisibles. Los volúmenes de contaminación de las demás localidades son similares.

El Coata, río negro

El río Coata es uno de los tributarios del Titicaca. De él dependen cerca de 5.000 productores ganaderos. Juliaca aumenta su caudal, pero con aguas negras. A eso se suman los relaves de la minería informal. El problema se remonta a hace 20 años.

Los afectados padecen de males estomacales e irritación de ojos y constante dolor de cabeza por los olores fétidos que llegan hasta sus casas por las corrientes de aire. Así entran esas aguas al Titicaca.

Tanto en la ciudad de Puno, como en la cuenca del Coata, la flora y fauna es la más afectada. “Al año mueren por los menos el 15 % de la población de aves migratorias. Aparecen muertas varias aves entre los totorales. En toda las áreas de contaminación ya no hay vida biológica”, aseguró Torres.

En el caso de la bahía interior del lago Titicaca, la contaminación ha avanzado al punto que el color del agua ya no es transparente como hace 30 años. Los turistas ahora viajan en lanchas de madera hacia las islas sobre aguas verdes a consecuencia del vertimiento de aguas sin tratar. Y cuando los niveles de contaminación crecen un manto de lenteja cubre partes del lago.

El impacto es tal que el hedor fétido de los desagües es fácilmente perceptible. Todos los días un fuerte olor a desagüe se alcanza a percibir hasta la plaza de Armas de Puno. La situación es peor en días de intenso calor.

Proyecto paralizado

Para frenar la contaminación, el Ministerio de Vivienda en abril de 2021 adjudicó a la concesionaria Operadora Ecológica del Titicaca (Opeti) la construcción de plantas de tratamiento. Es decir, tenía a su cargo la elaboración de los estudios técnicos, construcción, operación y mantenimiento de las PTAR en Puno, Juliaca, Ilave, Moho, Ayaviri y Juli.

Además, iba a tener a su cargo la operación y mantenimiento de la infraestructura existente en Lampa, Yunguyo, Azángaro y Huancané durante un periodo de 30 años.

Sin embargo, el proyecto valorizado en S/630 millones está paralizado. Según Marylin Lanza, asesora del municipio de Puno, Vivienda les informó que la empresa decidió llevar el proyecto a un arbitraje al Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI). Las razones claras de fondo se desconocen.

Los estudios estaban mal hechos

La información preliminar para el tema de las plantas de tratamiento es que los estudios elaborados por Proinversión tendrían deficiencias de origen.

No se habrían cumplido con los instrumentos ambientales requeridos para garantizar la construcción, operación y mantenimiento de las plantas de tratamiento.

La absolución en las observaciones habrían causado retrasos y daños irreparables tanto a la empresa concesionaria como al proyecto.

Actualmente, urge esta infraestructura para evitar que el lago siga muriendo.

Infografía - La República

Infografía - La República