Sociedad

Malarrabia en Piura: el marido tacaño que dio origen a este plato típico en Semana Santa

Surgen varias historias populares sobre el origen de este plato, pero la que tiene mayor aceptación es la de una mujer que preparó la comida a su marido con un plátano, un pescado y un poco de queso. 

La malarrabia suele ir acompañada de menestras y pescado en distintas variedades. Foto: Municipalidad Distrital de Catacaos
La malarrabia suele ir acompañada de menestras y pescado en distintas variedades. Foto: Municipalidad Distrital de Catacaos

Piura. Durante Semana Santa, específicamente los viernes de Cuaresma, la región Piura recibe miles de visitantes nacionales y extranjeros para presenciar las actividades tradicionales de esta región, especialmente para probar la deliciosa Malarrabia. Pero pocos saben el origen del nombre peculiar de este platillo. A continuación, te contaremos el origen de este peculiar plato con un nombre que relata el escritor Jose Lalupú Valladolid.

El escritor cuenta que "un campesino del Bajo Piura, amante de la cama y la ociosidad apenas le daba unos cuantos centavos a su mujer para cocinar, pero después de llevar a pasear a su burro Campeche por el barrio, llegaba a la casa, exigía ser servido como rey", escribió Lalupú Valladolid.

Catacaos es el distrito preferido para probar la Malarrabia. Foto: Catacaos/Facebook

Catacaos es el distrito preferido para probar la Malarrabia. Foto: Catacaos/Facebook

“En cierta ocasión, la pobre mujer se encontraba preocupada para preparar el almuerzo. Pero al recibir unos pescados que una vecina le había regalado. preparó la comida”, relata el escritor. Asimismo, asegura que, en el momento que llegó su marido, empezó a exigir su almuerzo.

— ¿Diay, qué pescáu de vuelta? —gritó viendo que la mujer traía un humilde plato de arroz con menestra y pescado sudado— ¿Qué vos no te sabes otra?

La santa mujer estuvo a punto de resondrarlo por sinvergüenza y convenido, pero se contuvo.

— ¡La misma vaina tuitos los diyas! —continuaba gritando él— ¡Más que seya invéntati otra!. Uno que quiere encontrar alguna novedá… —continuaba refunfuñando el campesino...

“Ahhhhh… novedá quieres”, dijo la mujer y se acordó de que le había sobrado un pedazo de queso del desayuno. Entonces, sancochó los plátanos, refrió cebolla y ajo, y lo mezcló todo a la de Dios. El resultado fue una masa amarillenta, que ni ella probó, con la que acompañó el pescado sudado y se lo sirvió a su marido al tiempo que le gritaba: —¡Revienta, pues, nagrampucta… pa' que te pase la mala rabia que tienes!