Sociedad

Arequipa recolectó dinero para un barco tras la caída del Huáscar de Grau

8 de octubre de 1879. Hoy se conmemora 143 años del combate de Angamos. Recortes periodísticos revelan que los arequipeños recolectaron dinero para adquirir un blindado de guerra. Por supuesto nadie rindió cuentas de nada.

“Las oficinas y colegios están cerrados. En todos, los semblantes manifiestan la huella del dolor (...) Ha hecho frío. Al sol de los incas lo hemos visto cubierto por largos intervalos con espesas nubes. Parece que la naturaleza quiere participar de nuestro dolor”.

Con esa descripción, el periódico El Eco del Misti, retrataba la mañana del 14 de octubre de 1879, cuando Arequipa empezaba su duelo en memoria de Miguel Grau y la tripulación del Huáscar, caídos en el combate de Angamos el 8 de octubre, durante la Guerra del Pacífico.

La derrota del Caballero de los Mares fue una herida en el sentimiento nacional. Hasta entonces, el hábil marino dio batalla con el Huáscar a la poderosa escuadra chilena. Caído en el combate de Angamos, la sociedad mistiana se adhirió al pesar patrio, pero también a una colecta para comprar un sucesor del Huáscar. La misma edición del Eco del Misti relata que en sesión del Consejo Departamental de Arequipa, se aprobó celebrar los funerales por Miguel Grau y su tripulación. También emprendieron una recaudación para la compra de blindados. Se reseña una participación activa de todos los estratos de la sociedad mistiana: ricos, religiosos, obreros, artesanos e incluso mendigos.

“En una panadería, una patriota señora dio 20 soles para un buque y 4 soles para un monumento a Grau. Además, su hijita entregó un sol que su madre le daba como propina y que ella supo guardar”, indica el periódico del 18 de octubre de 1879. “En una picantería, todos los que estaban dieron 10 y 20 centavos con grande vergüenza, pues no tenía más (…). Un pordiosero dio con los ojos humedecidos por el llanto, algunos medios que había recogido en el día”, añade.

En sus memorias, el entonces presidente del Consejo Departamental de Arequipa Juan Francisco Oviedo, también relata el ánimo que imperaba. “Era menester continuar la lucha. La juventud corrió a la puerta de los templos y de las casas, pidiendo una moneda, para comprar un nuevo Huáscar”.

Según las crónicas, las colectas llegaron a otras provincias de Arequipa. Así, el 23 de diciembre de 1879, se relata un aporte desde Cotahuasi, capital de la provincia de La Unión a 10 horas de la ciudad de Arequipa, para la compra “del blindado contraalmirante Miguel Grau”. La donación fue de 183 pesos plata, 50 billetes y 5 perlas.

En sus memorias, el entonces alcalde Armando de la Fuente, narra que lo recaudado se entregó a una junta de subsidios del gobierno central. Sin embargo, las gestiones del Estado para comprar un nuevo buque nunca tuvieron éxito. El historiador Mario Rommel Arce señala que no está claro cómo se empleó aquel dinero, aunque supone que se utilizó en otros gastos de la guerra con Chile, la que se alargó hasta 1883.

Héroe en vida

Mario Rommel Arce sostiene que la caída de Grau generó en el pueblo gran pena e incertidumbre, pues en vida ya era considerado un héroe y muchas expectativas de victoria estaban depositadas en él. Esto se comprueba con una nota del Eco del Misti del 4 de septiembre de 1879 (cinco semanas antes del combate de Angamos), que explica el significado de Grau frente a un enemigo mejor preparado.

Es otro David que deberá destruir las poderosas naves enemigas más que con su pequeño Huáscar (...). El pueblo, hoy al oír el nombre de Grau, espera la narración del triunfo de la gloria y ve en él su esperanza”, reseña aquella página, que estaba ilustrada con el rostro del peruano del milenio.

El funeral simbólico por la tripulación del Huáscar en Arequipa, se desarrolló el 18 de octubre de 1879 en la catedral. La misa fue oficiada por el Deán Juan Gualberto Valdivia. Posteriormente hubo un discurso memoria, donde se relataron todos los movimientos del monitor desde la declaratoria de guerra. Luego hubo una procesión cívica. Días después continuaron otros funerales a cargo de las diferentes comunidades religiosas, así la feligresía del templo de Santo Domingo tuvo su acto memorial el 23 de octubre.

Mario Rommel Arce remarca que, si bien la pérdida de Miguel Grau y el Huáscar generó frustración, también despertó en Arequipa la necesidad de adquirir un nuevo blindado para continuar la lucha, pues aún había esperanza de revertir la situación.

Un museo flotante

Miguel Grau y el Huáscar mantuvieron a raya a la flota chilena entre mayo y octubre de 1879, con exitosas incursiones (las famosas correrías del Huáscar). Entre los puntos más altos, estuvo la captura del vapor Rímac y sus 351 soldados. Ello generó la dimisión de Williams Rebolledo como comandante general de la Armada de Chile, quien fue reemplazado por Galvarino Riveros, quien se trazó como meta cazar al monitor.

Una vez capturado el Huáscar, fue incorporado a la marina chilena y usado en diferentes acciones de la guerra. El buque (construido en el Reino Unido en 1864), hoy está anclado en el puerto chileno de Talcahuano y es un museo flotante.

Los restos de Miguel Grau fueron repatriados en 1890 y reposan en la Cripta de los Héroes, en el cementerio Presbítero Matías Maestro de Lima.

El Caballero de los Mares no blindaba a nadie

Miguel Grau no blindaba a nadie. El jefe institucional del Archivo General de la Nación, Ricardo Moreau, mostró, entre otros documentos a La República, uno en el cual el Caballero de los Mares pidió demandar a un oficial del Huáscar por robar un lote de camisas destinadas a las tropa de la embarcación.

“En enero de 1879, Grau, como comandante del Huáscar, pide demandar a Roberto Juárez, oficial de tercera del cuerpo político del Huáscar, por defraudación. Da cuenta sobre el robo de 80 camisas de la tropa. Instruye al oficial de cargo de que haga una causa criminal en contra de un presunto criminal por robo de vestimenta de la tropa”, detalla Ricardo Moreau.

El documento es todo un expediente que da cuenta de las actuaciones judiciales en el que recoge las manifestaciones de la tripulación del Huáscar, incluyendo la de Miguel Grau.

En 1877, como se muestra en otro documento, como el diputado de Paita, hace un informe al Congreso de la situación precaria de la armada peruana. “Si hubieran leído ese informe, quizá la historia sería otra”, dice Moreau.

Aclara que no se trata de documentos inéditos.

“Estos documentos han estado abiertos a los investigadores, ahora es la primera vez que los pondremos a disposición a la comunidad a través de los medios”, explica.

Otro documento data de 1854, cuando Grau es admitido en la armada naval en condición de Guarda Marina, “que era una estatus de la carrera militar marina”. Tenía 20 años. El documento está firmado por el presidente Rufino Echenique.