La estafadora de Tinder: ¿mujer que engañaba a limeños estudió o no en San Marcos?
Víctimas indicaron que fémina les robó miles de soles y hasta fingió un embarazo. Hasta el momento, se sabe que salió del Perú con normalidad y que se encuentra con paradero desconocido.
El último domingo 4 de setiembre, “Cuarto poder” dio a conocer cómo una mujer de 40 años, identificada por sus víctimas como Consuelo Rivero, estafaba a limeños mediante la aplicación Tinder.
Según el perfil brindado por el dominical, la fémina apodada la ‘estafadora de Tinder en Perú' sería una exitosa abogada sanmarquina y hasta trabajaría en un importante organismo internacional.
Sin embargo, todo resultó ser una farsa, pues el medio se comunicó con la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y desmintió la información que Rivero publicó en su perfil profesional de LinkedIn.
Asimismo, la PNUD, lugar donde supuestamente laboraba, envió un correo en el que indicaba que no tenían a ninguna colaboradora registrada con dicho nombre en su sede de Perú.
Respuesta de la PNUD sobre estafadora de Tinder. Foto: Cuarto Poder
¿De qué manera operaba la estafadora de Tinder?
Según lo narrado por las víctimas, Consuelo los contactaba a través de la aplicación Tinder y entablaba una amena conversación para luego concretar una cita. Ella solía esperarlos en restaurantes caros y asumía los pagos de las cuentas en estos establecimientos, con lo que dejaba claro que era una mujer independiente y con un muy buen trabajo.
Luego de ello, sus citas solían volverle a escribir para continuar frecuentándola hasta terminar en una relación amorosa, la que ella aprovechaba para sacarles dinero, ya sea en efectivo o en adquisición de bienes.
“Al cabo de un par de semanas, ya estuve compartiendo los gastos de la inversión de un lote de 500 metros cuadrados al norte de Santa Cruz, valorizado en unos 150.000 dólares”, dijo Julio Chirinos, una de las víctimas de la fémina a “Cuarto poder”.
Otras víctimas de Concuelo Rivero
Además de los hombres a los que embaucaba, Consuelo Rivero también aprovechaba para estafar a los familiares y allegados de sus ‘parejas’.
Este fue el caso de Isabel, quien conoció a la boliviana hace más de seis años, cuando ella aún estaba casada con uno de sus mejores amigos. Se ganó su confianza, pero la estafadora no tardó en mostrar sus verdaderas intenciones.
“Inicialmente me dijo 15.000 soles y después me pidió más, en total ella me debe como 42.000 soles (...). Ella sabe perfectamente porque es su negocio, sabe que por préstamo no hay cárcel. Ya prácticamente se desentendió de la deuda”, afirmó.