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Sociedad

Crónica de las últimas horas de los esposos Mayumi y Rossevelt antes de su tragedia en Cusco

Sobre la brevedad de la existencia. Después de la boda de la pareja, ambos perdieron la vida junto a su hijo y buena parte de la familia del novio que acudió a la celebración.

Historia de vida.  Mayumi y Rosevelt en la fiesta, luego juntos perderían la vida en un accidente.
Historia de vida. Mayumi y Rosevelt en la fiesta, luego juntos perderían la vida en un accidente.

Hay sueños que apenas iniciados se convierten en pesadillas. Esa parece ser la premisa en la recta final de la historia de Rossevelt y Mayumi. Un día te casas en la iglesia más importante de tu ciudad y a las horas podrías retornar al mismo altar, pero en un féretro.

Con alegría invitas a tus nupcias a la mujer que te dio la vida y a otros integrantes de tu familia de sangre y, al cabo de unos días ,la muerte los alcanza a todos.

Rossevelt Nieto Cisneros y Mayumi Quispe Arenas iniciaron su relación hace más de 9 años. Él, siempre fue un hombre muy alegre -cuenta su tío Pedro Jara-. Se enamoró de la cusqueña a la que conoció en un viaje de trabajo. Al cabo de un tiempo, decidieron iniciar una vida juntos y, producto de su unión, nacería Maxwell. Pero tenían un pendiente: casarse.

¿Qué podría salir mal? Lo tenían todo previsto y organizado. Se esforzaron mucho para ahorrar lo que ganaban como comerciantes de frutos secos en el mercado local de Sicuani, ciudad en la que se instalaron hace varios años. Y, llevados por su fe al Señor de Pampacucho, eligieron celebrar sus nupcias en el mes de agosto. Los ajetreos de los preparativos no impidieron que semanas antes bautizaran a Maxwell, su hijo de 4 años.

El día de fiesta

Y llegó el sábado 13 de agosto, el día de la boda. Con los primeros rayos del sol, todos comenzaron a alistarse. La Catedral Prelaticia de Sicuani aguardaba adornada para recibirlos en la ceremonia que debía iniciar a las 8.00 de la mañana. La tarjeta de invitación señalaba que las celebraciones comenzarían a las 11.00 horas, en un amplio local.

Para estas fiestas, procedentes desde Colcas en la provincia ancashina de Huari, llegaron los familiares directos de Rossevelt: su madre, Julia Cisneros Vega (62); su hermana Johana Nieto Cisneros (32), sus sobrinos de 8 y 10 años, así como su tío José Cisneros Huerta.

Mayumi lucía radiante y risueña. Ataviada en su hermoso vestido blanco. En la fiesta, daba vueltas mientras bailaba al ritmo de huainos. Ella no dejaba de sonreír y Rossevelt la observaba enamorado. Se trata de esas clásicas imágenes llenas de alegría donde los familiares y amigos contagiados por la música folclórica se turnan para bailar con los novios mientras giran a su alrededor.

Luego vendría el tradicional “arachuti”, acto durante el cual los invitados entregan regalos a los recién casados. Fue en medio de este ritual que la pareja subió al escenario y bailó. Cuando el cantante le cedió la palabra a Mayumi, ella rebosante de alegría, pidió a sus familiares y amigos: “Disfruten, la vida es así, hoy estamos felices; mañana o pasado, quién sabe lo que puede pasar: hoy es hoy”. Varias horas después las fiestas concluyeron.

Paseo mortal

La familia de Rossevelt debía retornar a su natal Ancash por lo que los recién casados decidieron llevarlos de paseo al balneario de Aguas Calientes, sin imaginar que al retornar el auto en el que viajaban impactaría directamente contra un tráiler. El 16 de agosto, solo tres días después del matrimonio, la pareja perecía junto a su pequeño hijo. Ninguno de los ocho ocupantes se salvó.

Doña Julia Cisneros, quien llegó hasta Sicuani para celebrar una de las fechas más importantes para su hijo, murió junto a él. Su hija Johana y dos de sus nietos lucharon por sus vidas, pero no fue suficiente. De camino al hospital Alfredo Callo Rodríguez, perecieron. El tío José Cisneros también dejó de existir.

Mayumi y Rossevelt retornaron a la Catedral Prelaticia junto a su hijo Maxwell. En el mismo lugar donde días antes se tomaban fotos muy sonrientes, ahora yacían sus ataúdes. Ya no hubo más jolgorio sino llanto y consternación. En el ocaso del jueves 18 de agosto, los recién casados y su niño fueron sepultados en el camposanto de Trapiche de Sicuani, mientras que la madre, la hermana, los sobrinos y el tío de Rossevelt partían rumbo a Ancash, también en féretros.