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Sociedad

Chirapaq sobre espectáculo racista en boda: La diversidad cultural es un valor, no decoración

La organización de personas indígenas se pronunció sobre la ambientación del matrimonio de Belén Barnechea, hija de Alfredo Barnechea, la cual causó indignación en los usuarios de redes sociales.

Belén Barnechea, hija del político peruano Alfredo Barnechea, se casó recientemente con Martín Cabello de los Cobos en Trujillo. Foto: composición LR
Belén Barnechea, hija del político peruano Alfredo Barnechea, se casó recientemente con Martín Cabello de los Cobos en Trujillo. Foto: composición LR

El matrimonio de Belén Barnechea, hija de Alfredo Barnechea, con Martín Cabello de los Cobos, un aristócrata español, se difundió en las redes sociales debido al espectáculo racista que incluyeron en su fiesta en la que los personajes representaron a personas indígenas esclavizadas realizando trabajos forzosos tal y como en la época de la colonia.

Los videos generaron rechazo e indignación de un sector de las redes sociales. “Del matrimonio de la hija de Alfredo Barnechea con el nieto de los condes de Fuenteblanca en Trujillo podemos aprender una cosa: la diversidad cultural es un valor, en tanto los involucrados interactúen como iguales”, sostuvo el Centro de Culturas Indígenas del Perú (Chirapaq), a través de su cuenta oficial en Twitter.

“Desplegar la diversidad cultural del Perú en el pasacalle y la fiesta quizá fue bienintencionado, pero los personajes indígenas y afros solo fueron decoración. No hablan, no beben o comen, no disfrutan con los invitados, no viven…”, añadió la organización indígena.

Asimismo, aseguraron que en tanto se siga viendo la diversidad cultural como un elemento decorativo y no como parte de la identidad de los pueblos originarios, entonces aún prevalecerá la desigualdad en la sociedad peruana.

“Mientras los peruanos y peruanas sigamos viendo la diversidad cultural como una performance y no como la existencia de diversas culturas parte de un todo, el coexistir en armonía y con un mismo sueño de país es aún muy lejano”, concluyó.

El trabajo forzado que efectuaban las y los indígena para los latifundistas se heredó desde la época colonial hasta no hace mucho en el Perú. Fue en los años 60 cuando el expresidente Juan Velasco Alvarado, quien tomó el poder por medio de un golpe de Estado, ejecutó una reforma agraria bajo el lema de “La tierra es de quien la trabaja”, y trató de poner fin a los abusos contra esta población.

“Las personas racializadas no somos un accesorio bonito o un elemento decorativo para armar eventitos. Vernos como un producto es reproducir lógicas deshumanizantes, coloniales y racistas; y hacer de la conquista un show es asqueroso y despreciable”, escribió a través de Twitter Ana Lucía Mosquera, la activista antirracista y consultora e investigadora especializada en temas de comunicación intercultural y no discriminación.

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