El Misti y el Altiplano: un baile histórico de a dos
Vidas cercanas. Las regiones de Arequipa y Puno tienen una prolongada interrelación, que se fortaleció con el comercio y continuó con las migraciones.
Wilder Pari Pérez
“Cholita bonita, me tienes loquito por ti, con tu bailadita has cautivado mi corazón”, canta el grupo de cumbia Claridad a unos metros del exclusivo Club Internacional de Arequipa. La orquesta graba un videoclip con bailarines de morenada, una danza altiplánica. La mayoría son inmigrantes puneños. Al fondo, el volcán Misti completa la postal, la de la larga historia entre Arequipa y Puno.
Esta relación no se detiene. Hace una semana, en las celebraciones del club Binacional, al coronarse campeón de fútbol profesional, se coló una bandera de Arequipa. La portaban jugadores mistianos que hallaron una oportunidad laboral en Juliaca, la segunda ciudad más importante de Puno. Este equipo, al igual que muchos migrantes puneños, hace cuatro años se mudó a la Ciudad Blanca en busca de oportunidades, en su caso ascender al fútbol profesional, y lo consiguieron.
El historiador Jorge Bedregal señala que la relación entre estas dos zonas es fuerte, pero también problemática, por la carga racista que persiste contra los inmigrantes. Agosto, mes de fiesta en Arequipa, llega con una lluvia de ataques racistas en las redes sociales contra los puneños y sus danzas.
Un nexo comercial
El Misti y el Altiplano siempre mantuvieron una interrelación, incluso desde tiempos preíncas. Vestigios de la cultura Tiahuanaco en Arequipa son un testimonio. En tanto, en la colonia, inició un gran flujo comercial, con el tránsito de los vinos y aguardientes arequipeños hacia las minas de Potosí en Bolivia. El historiador Rubén Pachari remarca que el llamado sur andino mantiene una dinámica económica propia, sin necesitar de Lima.
En el siglo XIX y con la Primera Revolución Industrial, empezó el boom del comercio de la lana, que fue intenso por los menos hasta 1930. Los mercaderes arequipeños compraban la fibra en el Altiplano y luego la exportaban a Inglaterra desde el puerto de Mollendo. Pachari sostiene que este movimiento iba acompañado de injusticia, pues no se pagaba el precio legítimo a los criadores de ovejas y alpacas.
Ahora el flujo económico entre ambas regiones es dominado por la informalidad. El economista Glenn Arce indica que el contrabando y la minería informal son sus principales motores. Generan gran movimiento económico, pero es difícil cuantificarlo por estar al margen de la legalidad.
Cambio social
A diferencia del comercio, el tránsito humano masivo recién surgió en 1950. Antes existieron mudanzas puntuales de las élites puneñas hacia la Ciudad Blanca. Con las migraciones de las clases medias y bajas, surgió un choque cultural que develó el racismo. Bedregal explica que se rompieron los cánones mentales arequipeños, pues el indígena altiplánico dejó de ser sirviente o campesino.
Las migraciones del Altiplano a Arequipa iniciaron por varios motivos: las sequías, la necesidad de mano de obra para reconstruir la ciudad luego de los terremotos de 1958 y 1960, su industrialización. Bedregal añade que la educación, como herramienta para el ascenso social, fue un imán. “El sueño del migrante es progresar y dar espacio para que sus hijos lo hagan”, expresa. La Universidad Nacional de San Agustín sigue siendo atractiva. Un 8.33% de sus 26 359 estudiantes son de Puno, y posiblemente asienten raíces.
Las estadísticas del censo del 2017 señalan que 136 890 personas nacidas en Puno residen en Arequipa. La cifra representa el 10% del total de la población. Sin embargo, no se precisa la cantidad de arequipeños con ascendencia altiplánica. En ojos extranjeros, estas raíces son predominantes. “El mapa humano (de Arequipa) refleja el inmutable origen quechua y aimara”, fue la imagen que percibió en 2011 el periodista argentino Jorge Barraza, al visitar la urbe mistiana.
Una distancia de cinco horas entre ambas regiones
La ruta terrestre Arequipa-Juliaca es de constante tránsito. Algunas empresas ofrecen en el día hasta catorce salidas desde el Terminal Terrestre de Arequipa, entre las 2:00 horas a 22:30 horas. Los precios también son económicos, desde 15 soles. La distancia es de 270 kilómetros, que se realiza en 5 horas.
El Altiplano también recibe inmigración arequipeña, aunque en menor cantidad. El censo del 2017 precisa que 10 198 mistianos residen allá. El economista Glenn Arce explica que una gran parte viaja por motivos laborales, como los jugadores arequipeños del emblemático Binacional.
Las cifras del INEI señalan que la mayoría de arequipeños emigrantes van a Lima. Luego se dirigen a Puno, Cusco y Tacna.
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