Sociedad

Orhan Pamuk en el Hay Festival: “Soy un reportero de la calle”

TEJEDOR DE HISTORIAS. El premio Nobel de Literatura 2006 estuvo en el Hay Festival. Visitó la biblioteca Vargas Llosa y paseó por el mercado San Camilo.

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Elmer Mamani

Orhan Pamuk se ha convertido en un obrero de la palabra. El premio Nobel de Literatura 2006 confesó en Arequipa que cada vez se siente más como un tejedor de historias. “Debo confesar que, a medida que envejezco, empiezo a creer que debo escribir más sobre los demás”, sostuvo ante un auditorio repleto.

El escritor turco se presentó en el Teatro Municipal de la ciudad en el Hay Festival. Explicó que, viviendo en Estambul (Turquía), no conocía bien a los vendedores de la calle, las regiones o los distritos más escondidos de esa ciudad, tampoco la vida nocturna. “Es por eso que escribo menos sobre mi propia visión secular burguesa, de mis amigos o de mi familia. Ahora escribo de la vida dura, la vida de la calle, del que pierde el trabajo; así como novelista he perdido también mi trabajo. Me parece que soy más un historiador en esta última década. Ahora soy como un reportero de la calle”, narró.

Para confeccionar sus obras, Pamuk ahora habla con gran cantidad de gente, como lo ha hecho para escribir La mujer de pelo rojo (2016), su última novela, sobre la que giró la mayor parte de la conversación que mantuvo con Peter Florence (fundador del Hay en Gales). Para su obra, habló con muchas mujeres que se pintaron el pelo de ese color y les preguntaba por qué.

Pamuk reconoció que uno de los pilares de su novela es, sin duda, Edipo rey de Sófocles, donde el hijo mata al padre, y también la historia persa Shahnameh, donde el padre mata al hijo. Se preguntaba por qué se habla tanto de Edipo en occidente y la historia de Shahnameh es tan popular en oriente. “Tenemos simpatía de Edipo que mata a su padre, no queremos castigarlo, sino, al contrario, tratamos de comprenderlo. Ahí empieza nuestra modernidad”, afirma.

El autor de El libro negro estudió arquitectura y, en su disertación, mostró su rechazo al avance de la supuesta modernidad. Dijo que las ciudades están creciendo y el cemento se va a duplicar en las próximas décadas. “Mi imaginación no la soporta, yo me quejo de esos rascacielos. (…) Está sucediendo en Estambul, en otras ciudades del mundo, incluso aquí. Hay gente que prefiere vivir en rascacielos, se les critica, pero tienen mentes muy estrechas”, sostuvo.

Otra confesión del autor de Me llamo rojo es que siempre ha tratado de escribir a través de cuadros. “Soy un escritor visual”, sostiene. Explicó que él primero ve la escena, el cuadro, no las palabras. Acotó que escritores de la talla de León Tolstoi, Marcel Proust o Vladimir Nabokov van por la misma tendencia. Sin embargo, hay una excepción: Fedor Dostoievski. “No menciona objetos, no hace descripciones, pero su escritura es igual de fuerte. Lo que contradice mi teoría de hacer literatura", afirma.

Visita no solo fue literaria

El escritor turco aprovechó para conocer la casona donde nació el literato peruano Mario Vargas Llosa, también premio Nobel de Literatura, pero del 2010. No perdió la oportunidad de visitar la Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa, donde se cobijan los miles de libros que regaló el autor a su ciudad natal.

Pamuk, además, paseó por diversos puntos de la ciudad. Por ejemplo, se le vio en el tradicional mercado San Camilo, ubicado en pleno corazón de la Ciudad Blanca, donde degustó un vaso de jugo. Tampoco fue indiferente a la arquitectura de la zona monumental. Le fascinaron los claustros de la Compañía.