Testigo protegido murió acribillado pese a que debía permanecer bajo resguardo [VIDEO]
Solo seis meses después de identificar al asesino de su mejor amigo, José Gonzáles halló la muerte de una forma similar en el Callao. El Ministerio Público se pronunció al respecto.
En las últimas horas se ha conocido el trágico caso del joven José Miguel Gonzáles Cabello, quien luego de enviar con su testimonio a la cárcel al sicario Pierre Ángel Núñez Oviedo, responsable de la muerte de uno de sus mejores amigos, fue asesinado en la puerta de su hogar pese a ser un testigo protegido del Ministerio Público.
El pasado 2 de octubre del 2018, Gonzáles Cabello fue testigo presencial de la muerte de su amigo Renzo Paucar a manos de un sicario cuando conversaban en una transitada calle del Callao. Movido por la fuerte amistad que lo unía a la víctima, el joven se convirtió en testigo protegido de la Unidad de Protección y Asistencia a Víctimas y Testigos del Callao (UDAVIT) y ayudó a la captura de Pierre Ángel Núñez Oviedo, ahora internado en el establecimiento penitenciario Sarita Colonia.
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Sin embargo, la necesidad de trabajar y cumplir con la pensión alimentaria de su hijo lo obligó dos meses después a abandonar las condiciones de aislamiento que para la Fiscalía garantizaban su resguardo. Es entonces que fue ubicado por sus victimarios, quienes en un movimiento similar al de su amigo fallecido lo interceptaron y balearon hasta con seis disparos en su propio vecindario el pasado 27 de abril, solo seis meses después del primer ataque.
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Fue la propia madre del agraviado quien tuvo que comunicarse telefónicamente con quienes debían encargarse de salvaguardar su integridad. Sin embargo, para el Ministerio Público la responsabilidad del atentado le corresponde únicamente a Gónzales Cabello, pues fue él quien decidió abandonar voluntariamente el refugio que se le asignó aun cuando continuó recibiendo monitoreo y alimentación permanente.
No obstante, durante los seis meses que pudo mantenerse con vida entre uno y otro atentado, la familia de José Miguel Gonzáles Cabello continuó recibiendo amenazas por parte de desconocidos. La presencia de motocicletas y vehículos sospechosos frente a su residencia los mantuvo siempre en vilo. “Él decía que la justicia se iba a encargar. Se confió mucho y me lo arrebataron”, lamentó su madre.