López Aliaga y Castillo: oposición de alcalde hacia el presidente afectaría a Lima, según especialistas
Los pedidos de renuncia, negaciones a reunirse con el Ejecutivo y la marcada posición opositora al presidente Pedro Castillo podrían generar consecuencias para los limeños, quienes serán los principales afectados de estas elecciones.
Tras haber sido definido como el virtual alcalde de Lima, Rafael López Aliaga no ha desaprovechado cada oportunidad frente a los medios para reiterar que no se reunirá con el presidente de la República, Pedro Castillo. Como si no fuera poco, en su primer pronunciamiento frente a la prensa pidió la renuncia del mandatario, enviándolo a “buscar asilo” en el extranjero.
Estas actitudes confrontacionales no parecen haber calado ante el jefe del Ejecutivo, quien ha evitado referirse a López Aliaga desde la publicación de los resultados, pero, ¿qué tanto puede pasar por alto el presidente?
La politóloga Marylia Cruz consideró que el cargo como nuevo burgomaestre de la capital, desde luego, “va a tener un rol político, porque se trata del alcalde de la principal ciudad del país”; sin embargo, esta no debe ser la principal faceta de Rafael López Aliaga, quien también consideró un sinsentido el contradecir la representación nacional con la representación de la alcaldía de Lima.
“Puede vociferar como cualquier persona (...) pero espero que su gestión no se preste para un juego político tan extremo que repercuta al país entero, cuando hay temas de Lima más urgentes, como el transporte público, la inseguridad ciudadana, entre otros”, aseveró.
En este punto coincidió el también politólogo y catedrático de la PUCP David Sulmont, quien recordó que la función de López Aliaga no es la de ejercer un control político, sino de gestionar la capital.
“Si López Aliaga quiere usar la tribuna de alcalde de Lima para erigirse como líder de la oposición, va a descuidar las funciones de alcalde, que es dedicarse a gestionar la ciudad, no necesariamente dedicarse a ser crítico u opositor al Gobierno. Un alcalde no es fiscalizador del Gobierno, un alcalde no es bancada”, recordó.
Sulmont precisa también que si bien el discurso opositor que estuvo manejando el virtual alcalde durante la campaña electoral pudo haberle dado visibilidad una vez asumido el cargo, “la ciudadanía va a tender a evaluarlo por su desempeño, más que por su actitud de oposición al Gobierno”.
“En todo caso, la crítica hacia el presidente debe estar sustentada en una legitimidad propia que construye sobre la base de una aceptación que de alguna forma sea percibida como un alcalde eficiente”, agregó.
Alonso Cárdenas, politólogo y docente universitario de la facultad de Ciencias Políticas de la PUCP precisó también que sus declaraciones contribuyen a la inestabilidad democrática.
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“Él ha sido electo de una manera transparente y lo primero que hace es atacar al presidente de la República pidiendo que renuncie, cuando su mensaje debería ser hacia la ciudadanía, como resolver los gigantescos problemas que tiene Lima”, explicó para La República.
En ese sentido, Cárdenas concluyó que “si su estrategia va a ser chocar con el poder Ejecutivo, los grandes perdedores vamos a ser los ciudadanos de Lima, porque no se están atendiendo los problemas de transporte, vivienda, contaminación. Para los ciudadanos es una mala noticia”.
La confrontación es mala, pero, ¿por qué?
Los tres politólogos recordaron que el motor para poder ejecutar obras en Lima es el presupuesto que López Aliaga planea conseguir mediante préstamos convenios y demás, pero el virtual alcalde de Lima pasa por alto una cosa. Todas estas gestiones deben ser revisadas y aprobadas por el Ejecutivo, poder del estado al que ahora cuestiona fuertemente el nuevo burgomaestre de Lima.
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Sobre ello, Sulmont explicó que “la Municipalidad de Lima tiene un presupuesto de inversión bastante limitado y si quiere tener grandes proyectos de inversión, dichos cambios son imposibles sin el aval del Gobierno. De alguna manera vas a tener que negociar con el Ejecutivo para que avale este préstamo o proyectos de inversión, o incluso dé iniciativas educativas”.
La injerencia del Gobierno de Pedro Castillo involucra puntos relacionados a la gestión urbana que, según Sulmont “no dependen directamente de la municipalidad. Las inversiones y los avales del Ministerio de Economía para hacer préstamos, arrendamientos o transferencias van a estar sometidos a un tipo de coordinación”.
En ese sentido, el especialista evalúa que, quien tiene más necesidad es la municipalidad. “Corresponde al alcalde tratar de llevarse bien con el presidente y hacer el esfuerzo, pues el presidente es de todos los peruanos, y ahí puede trasladar la responsabilidad de un bloqueo a la alcaldía”.
Esto generaría efectos adversos no solo para López Aliaga como jefe de institución, sino también para todos los limeños, incluido el 23% que lo escogió voluntariamente.
Cárdenas acentúa este punto reiterando que Aliaga tiene un panorama difícil frente al Ministerio de Economía y Finanzas. “Si te vas a pelear con el presidente, va a ser muy difícil que obtengas los fondos para financiar los grandes proyectos que él ha mencionado”, dijo.
Además, el politólogo resalta que “desde el punto de vista político no habla bien que el alcalde recientemente electo no se quiera reunir ni siquiera protocolarmente con la primera autoridad del país. Te guste o no te guste es el presidente, uno debe tener un mínimo de educación y saludar, aunque sus posiciones sean divergentes”.
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Cárdenas señala también que, desde el Ejecutivo, “es una carta inteligente al tender un ramo de olivo al alcalde electo, porque lo dejaría en una posición abierta, respetuosa, democrática. Y ser el alcalde electo el que decida si asiste o no a la reunión, así toda la responsabilidad caería sobre él”.
“Una confrontación directa con López Aliaga y con el Congreso, como ha venido sucediendo en los últimos meses beneficia al Poder Ejecutivo”, advirtió.
Esta situación evidencia un déficit en la estabilidad política del país.
“Al ser la oposición tan torpe y tan limitada termina fortaleciendo, y aquí sería lo mismo, los errores de la oposición, los errores políticos que cometa el Congreso y en este caso también el alcalde electo van a terminar favoreciéndolo (a Castillo)”, concluyó Cárdenas.