Por: Diego García-sayán Washington. El clima es de polarización. Los republicanos duros y su base electoral la emprenden contra el supuesto “estatismo socialista” de Obama a propósito de las reformas planteadas al sistema de salud. Para algunos demócratas las reformas son el aspecto medular de la gestión iniciada hace 7 meses. La mayoría de demócratas navega en el medio. Acaso el error de Obama es haber dejado el tema en segundo plano poniendo el protagonismo en un Congreso demócrata/republicano que en esencia le es adverso. Algunos lo critican por haberse desprendido de su liderazgo en este asunto que es el central en su programa de gobierno. Empantanado este asunto en el Congreso, de cómo saca adelante –o no– la reforma de salud sobre la que habló en el Congreso dependerá el curso de su gobierno en los próximos meses. Es también una especie de divisor de aguas. Agitado por el conservadurismo republicano y el de algunos demócratas, también de derecha, que se oponen a un sistema público de salud al que consideran “estatista” y hasta “comunista”. Por otro lado, el ala más progresista de los demócratas insiste en que la mayoría de su partido en ambas Cámaras debe usarse para aprobar un nuevo sistema de salud, en serio, que incluya una opción de seguro público. La pregunta horas antes del mensaje de Obama era si optaría por una solución mediatizada ubicada entre ambas opciones o si reafirmaría la sostenida en su campaña. Se podría decir que el discurso de Obama en la sesión conjunta del Congreso fue el intento de encontrar un terreno común, pero dejando clara la prioridad expresada en que se gastaría 900 mil millones de dólares en los próximos 10 años que es “menos de lo que hemos gastado en las guerras en Irak y Afganistán”. Gobernar es tomar decisiones lo que significa optar y, como se dice, “pisar callos”. La esencia del asunto que es el de contar o no con un sistema público de salud parecería haberse reafirmado pero con una apertura a encontrar otros caminos. Quedará por verse si la esencia de la posición de Obama encontrará apoyo en el Congreso que por el momento parece ser el dueño de la pelota. Obama ha demostrado una extraordinaria habilidad política y pese a las dificultades heredadas ha podido avanzar en muchas cosas. Que gane o pierda esta batalla definirá en buena medida el curso de su gobierno en el tiempo que queda por delante. Todo indica que ha cogido el guante y que se apresta a ganarla.