Por Rodrigo Montoya.- Se trata de una historia ya conocida desde hace 30 años. Para las gentes del poder es muy fácil decir "no hay dinero para aumentar decentemente los salarios de los maestros porque éstos son muchos". Ante la indiferencia, una huelga, otra y otra. Recuerdo aquella de 1979 con cerca de 30 muertos. Hoy, volvemos al libreto conocido y las nuevas gentes en el poder siguen ciegas y sordas. En tanto tiempo no han aprendido nada y, lo que es peor, no quieren aprender. Toledo ofreció doblar los sueldos. Esa promesa sirvió para que ganase las elecciones y para que maestros y maestras abrigaran muchas esperanzas. Con el indigno pretexto de que "los que ganan bien no roban", Toledo subió su sueldo a 18 mil dólares desde su primer mes en la presidencia. A los profesores nos dieron 50 soles. El enorme aumento y la migaja fueron dos agravios del nuevo régimen. El tercero fue invisible: en el presupuesto del gobierno para el 2003 no hubo un sol como aumento a los profesores. La huelga del Sutep estaba anunciada por todos esos vientos. Ni Toledo ni su ministro de Educación oyeron el mensaje. Cuando el aluvión de la huelga dejó vacías las salas de clase y las calles se llenan de profesores reclamando con todo el derecho del mundo que la promesa sea cumplida, el Dr. Ayzanoa defiende a su presidente diciendo que la promesa electoral no es un convenio firmado y se trata sólo de palabras. Los jóvenes que buscan afirmar un espacio ético en la política tienen en la posición de este ministro una fantástica lección de lo que es la política criolla y de lo que no hay que hacer ni decir. Para los políticos criollos la ética no cuenta y lo importante es ganar, luego flotar y resistir en el poder hasta las elecciones siguientes y, antes de abandonar el barco, acordar con los que llegan, con hambre de poder y de dinero, la impunidad por los delitos cometidos y los delitos que vendrán. Como el tesoro no tiene fondos, el aumento posible será muy pequeño, la promesa seguirá incumplida, la desilusión multiplicada, la cólera y la rabia aumentadas, y serán también mayores las ganas de dejar el magisterio huyendo del trato inhumano e indigno que reciben de las gentes y gentuzas del poder. Profesoras y profesores, una de las próximas batallas tiene fecha precisa: octubre y noviembre próximos, cuando se produzca el debate sobre el presupuesto del 2004. Sí hay fondos suficientes para aumentos decentes si se gasta menos en fusiles y tanques. Si se acuerda una reforma fiscal a fondo, si se abandona la política de favorecer vergonzosamente a las empresas extranjeras y si se renegocia la deuda externa.