Iván Lanegra: “No hay sistema de partidos, sino una suma de organizaciones con intereses a corto plazo”
El secretario general de la organización civil Transparencia menciona que algunos partidos políticos cometen actos ilícitos porque la capacidad del Estado para sancionar es inexistente o limitada.
Iván Lanegra destacó la necesidad de establecer sanciones más adecuadas frente al financiamiento ilegal de los partidos. Advirtió del peligro para la democracia, al no existir un real sistema de partidos políticos. Además, dijo que se repetirán unas elecciones fragmentadas tras las contrarreformas dadas en el Congreso.
-¿Qué piensa de la situación de los partidos que están siendo procesados judicialmente?
-No es una novedad que tengamos expresidentes o políticos importantes procesados judicialmente, tampoco que tengamos problemas judiciales vinculados con el desempeño de los partidos. Eso ha ocurrido siempre. Lo diferente es la extensión del problema, es decir, la cantidad de casos que se presentan a la vez. Por lo tanto, la reflexión tiene que ir a entender cuáles son esas diferencias que han ocurrido en los últimos años que estarían explicando este aumento de casos. Esas explicaciones tienen que estar en el análisis de los partidos políticos, del tipo de liderazgos que han promovido y de las capacidades institucionales que tenemos para evitar que ese tipo de problemas ocurran.
-¿Por qué los partidos políticos recurren a actos ilícitos?
-Podemos pensar que es un problema solo de los partidos y es más bien un problema que atraviesa a muchas organizaciones, incluyendo empresas y otro tipo de asociaciones. ¿Por qué los partidos, las empresas u otro tipo de organizaciones recurren al delito para incumplir con una regulación? Lo hacen porque los costos de hacerlo son bajos, sea porque las sanciones no existen, son bajas o porque la capacidad del Estado para sancionar es inexistente o limitada. Cuando esas cosas pasan, entonces tienen muchos incentivos para incumplir la ley. Un ejemplo de ello es el tema del financiamiento partidario ilegal. Antes no era delito: era una falta administrativa. Las sanciones eran relativamente bajas, incluso el Congreso ha vuelto a bajar las sanciones. Por otro lado, la capacidad del Estado de vigilar el origen ilícito de estos recursos era muy limitada. Hemos conocido sobre el problema del financiamiento ilícito a través del caso Odebrecht. Si no se modifican las reglas, estableciendo sanciones adecuadas, o no se otorgan mayores capacidades para que los fiscalizadores hagan bien su trabajo y para que los partidos manejen sus finanzas, esta situación va a continuar.
-¿En qué hemos retrocedido para que la política peruana se criminalice?
-Parte de la respuesta, luego de todo lo que supimos del caso Lava Jato, fue cambiar las reglas de financiamiento. Se estableció que el financiamiento partidario ilegal podía ser un delito, mayores obligaciones para que los partidos y candidatos rindan cuentas sobre sus gastos de campaña. Sin embargo, estos temas son insuficientes porque, de un lado, los partidos tienen muchos incentivos para, una vez llegado al Congreso, dar marcha atrás en esas normas que establecen sanciones o mejores controles del uso de los recursos. Recientemente, en la ley que aprobó el Congreso eliminando las PASO, también incluyó un conjunto de disposiciones que reducen la posibilidad de la ONPE de cobrar multas, lo que reduce los plazos.
-¿Cómo afecta a la democracia la precariedad de este sistema de partidos?
-En el Perú no hay un sistema de partidos políticos, existe una suma de organizaciones que tienen intereses de corto plazo, que no pueden formar parte de un sistema real de partidos. Legalmente son partidos, pero no cumplen las funciones de un sistema de partidos políticos que organicen la vida política del país, que tengan vínculos con la sociedad, que tengan la capacidad de formar ideológicamente el país. Cuando un país carece de un sistema de partidos, la política se hace muy particularista y puede caer en manos de personas que tienen solo intereses propios, pero no representan intereses sociales más amplios. No están interesados en una carrera política. Su único objetivo es quedarse un tiempo en un cargo. Todo eso es muy destructivo y afecta severamente a una democracia.
-¿Qué podemos esperar en unas próximas elecciones con 25 partidos políticos inscritos?
-Lo que está pasando es que no se ha cambiado nada de lo que tuvimos en el 2021. La propuesta de ley que eliminará las PASO también ha sancionado el retorno al voto preferencial, ha establecido elecciones internas a través de delegados y reglas que debilitan la fiscalización de las campañas electorales. ¿A qué nos llevó tantos partidos? A una elección muy fragmentada, donde la ciudadanía estuvo muy desorientada a lo largo de la campaña y al final tuvo que decidir por alguna opción. Esa situación es muy delicada porque va a seguir reproduciendo los problemas de gobernabilidad que hemos visto y va a generar muchos incentivos para que el tipo de congresistas que tengamos en las próximas elecciones posean intereses muy parecidos a los que tenemos ahora, con lo cual vamos a cambiar rostros, pero con los mismos problemas.
-¿Vamos a repetir la elección del mal menor?
-Es probable que repitamos una elección presidencial en primera vuelta muy fragmentada, con candidatos que van a pasar a segunda vuelta con porcentajes muy pequeños, es decir, con muy poco apoyo popular. Eso va a generar problemas que ya hemos visto en estos últimos años. Por ejemplo, partidos muy precarios, cuyas bancadas se van a disolver rápidamente; congresistas que no van a tener ningún tipo de vínculo con el partido que los llevó al Congreso y que van a ir cambiando de bancada conforme sus intereses; un Gobierno con una bancada muy pequeña, lo cual va a generar nuevamente un desequilibrio entre el Ejecutivo y el Parlamento. Y si el escenario se vuelve muy polarizado, eso va a generar incentivos para discursos violentos e, inclusive, hasta algunos actores volverán a hablar de fraude cuando los resultados no satisfagan.