Piden un Pacto Perú entre el Ejecutivo y el Congreso
Propuesta. El Acuerdo Nacional, según su secretario Max Hernández, es la plataforma para que Vizcarra y Merino concilien. En tanto, el ministro Walter Martos asomaría como nuevo premier.
Max Hernández, secretario general del Acuerdo Nacional, sostiene que la plataforma de esta organización autónoma es el espacio ideal para que los representantes del Ejecutivo y el Congreso puedan resolver sus diferencias, en medio de la crisis política generada por la negativa del Parlamento a darle el voto de confianza al gabinete ministerial de Pedro Cateriano.
Y agregó que sería la oportunidad para que ambas instituciones impulsen el Pacto Perú para afrontar la crisis sanitaria y económica ocasionada por la pandemia del coronavirus.
“El Acuerdo Nacional es un espacio de consenso. Podríamos hacer esta nueva discusión centrándose en el Pacto Perú. Yo ofrecería el ámbito de este foro donde está presente la sociedad civil y sus representantes. Es el espacio donde se puede dialogar y llegar a consensos”, expresó Hernández a La República.
Como se sabe, el presidente Martín Vizcarra mencionó en su mensaje de 28 de julio que su propuesta de Pacto Perú debe centrarse en cinco ejes: unificar el sistema de salud, la calidad educativa, crecimiento económico, reforma política y judicial, y lucha contra la pobreza.
Hernández explicó que estos planteamientos del jefe del Estado se sostienen en varias políticas del Acuerdo Nacional. Entonces, acotó, mediante esa recomendación, el presidente Vizcarra y el titular del Legislativo, Manuel Merino, podrían tener este espacio para superar los enfrentamientos políticos y lograr acuerdos para enfrentar la pandemia.
El secretario del Acuerdo Nacional recordó que en este foro se encuentran los representantes de las organizaciones políticas que integran el Parlamento. “Lo cual implica que podrían estar ahí no solo los jefes de los partidos, sino también el presidente del Congreso”, precisó.
Con ello, el presidente y las bancadas podrían limar asperezas.
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En esta coyuntura de crispaciones, puntualizó Hernández, “necesitamos diálogo y consenso”.
“Si bien las políticas del Estado son de largo aliento, en determinadas circunstancias el Acuerdo Nacional ha actuado para facilitar consensos y destrabar situaciones políticas. El propio presidente Vizcarra nos pidió hace dos o tres meses que tratáramos de aterrizar las políticas del Estado en el corto plazo”, dijo.
Transparencia lo respalda
El secretario general de la Asociación Civil Transparencia, Iván Lanegra, opinó en la misma línea de Hernández. “Lo que hay que hacer es pedir calma. La ciudadanía necesita calma. Hay espacios a los que se puede recurrir (como el Acuerdo Nacional). La primera tarea del nuevo premier será eso. El Gobierno necesita tender puentes con múltiples actores porque es un momento en que se necesita una respuesta colectiva”, manifestó.
El expresidente de Transparencia Allan Wagner respalda esa postura. “El Acuerdo Nacional proporciona el ámbito apropiado para lograr una concentración amplia y concreta. Entiendo que el Pacto Perú se desarrollaría dentro de ese ámbito y eso permitiría una cobertura más amplia porque, además de los partidos políticos, participa la sociedad civil. El tema es evitar la dispersión”, expresó.
No obstante, Wagner considera que de concretarse el acercamiento de los poderes del Estado, las instituciones y la sociedad civil en el marco del Acuerdo Nacional, para lograr un Pacto Perú “se requiere afinar la puntería sobre lo que hay necesidad de hacer en el corto y mediano plazo en este tipo de crisis”.
Respecto a los objetivos del Pacto Perú, Lanegra recapituló que el saliente primer ministro pidió a la secretaría del Acuerdo Nacional que le informen cuáles son los temas que se pueden discutir y proyectar para lo que queda de este quinquenio. Sin embargo, eso quedó en incertidumbre, con la caída del gabinete ministerial debido al rechazo de la confianza.
El nuevo primer ministro, sostuvo, tendrá que continuar ese impulso. “No sabemos qué rol le dará el nuevo gabinete a este espacio. Y es corto el espacio en medio del proceso electoral, pero debería haber un esfuerzo por fijar una agenda electoral con los temas que deben ser prioritarios y darle más detalle al Pacto Perú”, enfatizó.
En busca de premier
Fuentes del Ejecutivo contaron a este diario que ayer en una reunión en Palacio se descartó que continúen en el cargo los ministros de Educación, Martín Benavides; de Trabajo, Martín Ruggiero; del Interior, Jorge Montoya, y de Defensa, Walter Martos.
En el caso de Martos, agregaron las mismas fuentes, asomaría como el nuevo primer ministro. “Se necesita un premier que sepa convencer a las fuerzas políticas de derecha e izquierda y no que ceda a los arrebatos que existen por intereses particulares de las universidades”, explicó el analista político y docente en la PUCP Arturo Maldonado.
El plazo para que el presidente Vizcarra presente a su nuevo gabinete ministerial vence el viernes. El jefe del Estado dijo que no va a ceder en la reforma universitaria. Es decir, la posible salida de Benavides no significaría un retroceso, pues sería reemplazado por alguien que vaya en la misma línea.
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Para Maldonado, no estaría mal que el mandatario convoque a su gabinete a operadores de otros partidos políticos, como sucedió hace dos años con el entonces premier César Villanueva, quien a su vez era congresista de Alianza para el Progreso (APP).
En cambio, según el analista político Eduardo Ballón, el nuevo premier "tendría que entender por qué se ha producido el rechazo" de la confianza al gabinete de Cateriano.
“Hay un grupo de congresistas vinculados a las universidades, pero si se cree que ha sido la única razón, se equivoca”, dijo.
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Ballón recapituló que en la votación “hubo resistencia a la propuesta de reactivación económica como la minería de gran locomotora y a la falta de precisión en los temas referidos a la salud”.
“Por supuesto que el Gobierno no debe retroceder en la reforma universitaria, pero esta no se reduce a Martín Benavides. No debe entenderse como la única coartada porque también hubo rechazo y la sensación de un abandono a la salud”, rememoró.
Y mientras no haya nuevo gabinete, las regiones no saben cómo erradicar la COVID-19.
“Nos afecta porque genera inestabilidad. Sobre todo, porque al cambiar los ministros, ellos cambiarán sus equipos y ahí nosotros, los gobernadores, tenemos que volver a construir una relación, y eso nos hace perder el tiempo porque hay que explicarles los proyectos y muchas cosas cambian con sus directivos”, protestó el gobernador de Cajamarca y presidente de Acción Popular, Mesías Guevara.
Adelantó que el Comité Político de Acción Popular ha citado al presidente del Congreso, Manuel Merino, y al vocero de la bancada, Otto Guibovich, a explicar por qué no apoyaron al gabinete de Cateriano y votaron de manera fraccionada.
El gobernador acciopopulista también apoya la iniciativa de Hernández para que el Acuerdo Nacional sea el escenario en que el presidente Martín Vizcarra y el titular del Parlamento, Manuel Merino, busquen una solución a la turbulencia política de esta crisis.
Opiniones
Iván Lanegra - Transparencia
“El momento del país es crítico y lo que la ciudadanía está viviendo es una tragedia familiar y colectiva. Es indispensable que tengamos un mínimo de diálogo”.
Allan Wagner - Embajador
“Espero que la conformación del nuevo gabinete sea eficiente en las tareas del Gobierno en el espectro sanitario y, luego, impulse la reactivación económica”.
Mesías Guevara - Gobernador de Cajamarca
“El Acuerdo Nacional es el medio político, el espacio para salir de esta crisis y tender puentes. Es un espacio donde están representados los partidos y organizaciones sociales”.
Ni cautivo ni revanchista
Enfoque de Juan De la Puente
La crisis política por el rechazo al gabinete Cateriano ha tenido una incubación mayor a su efímero mandato. Se origina en los debates sobre las prioridades en el contexto de la gran depresión que permearon al Gobierno. En su seno, entre mayo y junio se enfrentaron dos narrativas: la que priorizaba la reactivación a cualquier costo y la que propugnaba un mayor control de pandemia y prestaciones sociales. La caída del gabinete Zeballos no fue un giro; este ya se había producido.
El gabinete Cateriano era más homogéneo en lo político y económico, una reafirmación del Gobierno en el espacio de centroderecha, visible en la campaña feroz contra el expremier y exministro Zamora. El nuevo equipo ganó consenso en el sector privado, lo que es muy necesario para la reactivación, pero diluyó con rapidez su consenso en la sociedad. Es probable que no todo se debió al temperamento impetuoso del premier, aunque fue evidente su sobreactuación, un Churchill nacional que recuperaba el relato bélico por encima de todos, incluso del presidente.
El rechazo al gabinete en el Congreso tiene el sello del lobby de las universidades no licenciadas. Sin embargo, no es el único sello; en el expediente se integran problemas de interpretación, posición y comunicación que salen a la luz en las últimas horas, entre ellos uno muy serio: el diálogo interruptus que se llevó a cabo de cara al mensaje en el Congreso. Fue un diálogo sí, pero sin acuerdo.
El presidente y el nuevo premier no deben subestimar nuevamente el pacto, especialmente luego de haberlo ofrecido. No ha fracasado el diálogo sino el diálogo sin acuerdo. El nuevo gabinete no puede ser de revancha ni el presidente puede ser cautivo del Congreso. Por lo mismo, la oferta que haga debe ser propia de quien es a la vez jefe del Ejecutivo y jefe de Estado.
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